Redacción
18/04/2013
Musharraf, que estaba presente en la sala donde intentaba que le impusieran una fianza para conservar la libertad condicional, ha abandonado el tribunal con su escolta de guardaespaldas sin que fuera detenido.
En la
BBC se destaca que en contra de lo que es habitual, la policía no procedió a esposarlo y a custodiarlo fuera de la sala para su detención. En las televisiones de Pakistán se han podido ver las imágenes de Musharraf escabulléndose y abandonando el tribunal.
La orden de detención es el último revés judicial que recibe Musharraf desde su regresó el 24 de marzo tras unos años de exilio autoimpuesto en Londres y Dubai, precisamente para evitar ser sometido a juicio.
Además de la responsabilidad de ordenar en 2007 la detención de algunos jueces que precisamente se oponían a su continuidad en el poder, Musharraf debe hacer frente a las acusaciones de no haber evitado el asesinato de la líder de la oposición Benazir Bhutto y de un líder tribal de Baluchistán, junto a cargos de traición.
Grupos talibanes por su parte han puesto precio a su vida porque lo hacen responsable de dar apoyo a las fuerzas militares norteamericanas en su lucha contra la insurrección talibana en Afganistán.
A pesar de tener casos pendientes con la justicia, Musharraf regresó a su país con la voluntad de presentarse a las elecciones legislativas, que se celebrarán en mayo, al frente de su partido, la Liga Musulmana de Todo Pakistán.
El regreso a la política se ha visto frustrado ya que los tribunales de las cuatro circunscripciones electorales ante los que ha presentado su candidatura la han rechazado, por las denuncias de los partidos de la oposición, que le acusan de violar la constitución en 2007 al decretar el estado de emergencia.
La realidad es que el regreso del exgeneral y expresidente a Pakistán no ha suscitado los apoyos que esperaba y no representa una amenaza para los otros candidatos.
El pasado militar le sigue pasando factura. Musharraf llegó al poder en 1999 tras un golpe militar y aunque abandonó el ejército para intentar ser un presidente civil en 2007 no consiguió completar con éxito esa transición.
Ahora Pakistán ve por primera vez en su breve historia (es independiente desde 1947) cómo se ha agotado un mandato sin que se haya producido ninguna interferencia.
Aunque los pakistaníes han dado muestras de hartazgo ante los abundantes casos de corrupción durante los cinco años de mandato del viudo de Bhutto, Asif Ali Zardari, las encuestas indican que el regreso de Musharraf al poder no es una opción.
Seguramente, el exprimer ministro Nawaf Sharif, al frente de la Liga Musulmana de Pakistán, es el que está mejor posicionado para ganar, pero se pueden dar sorpresas con la irrupción de un popular exjugador de cricket, Imran Khan, que puede capitalizar el descontento.