Redacción
03/04/2013
El régimen norcoreano ha bloqueado este miércoles la entrada de trabajadores surcoreanos al polígono industrial, pero asegura que permite la salida de los que se encuentran en las instalaciones. Seúl ha calculado que unos 800 trabajadores se encuentran en el complejo y pueden ser repatriados.
Hasta ahora este
parque industrial de gestión mixta entre las dos Coreas, y principal fuente de ingresos para el régimen norcoreano, había funcionado con normalidad ajeno a la escalada de amenazas militares.
Creado en 2004, el parque industrial de Kaesong se encuentra en territorio norcoreano junto a la frontera. Aloja a unas 120 empresas de capital surcoreano y da trabajo a unos 50.000 norcoreanos y cerca de un millar de surcoreanos, la mayoría personal cualificado y gerentes. Hasta ahora era el principal signo de la cooperación entre las dos coreas.
Cerca de medio millar de trabajadores surcoreanos atraviesan la frontera diariamente para acceder a sus instalaciones.
Desde Corea del Sur las autoridades han asegurado que se hará todo lo necesario para garantizar la seguridad de sus ciudadanos.
No es la primera vez que el gobierno norcoreano bloquea el acceso a Kaesong, en 2009 también lo cerró en protesta por las maniobras militares conjuntas que realizaban Washington y Seúl en territorio surcoreano.
El régimen de Pyongyang ha ido aumentando las presiones y amenazas contra Corea del Sur y Estados Unidos desde la aprobación de nuevas sanciones de la ONU en respuesta a su prueba nuclear del pasado febrero.
Ayer anunció que reiniciaría el reactor nuclear de Yongbyon, pieza clave de su programa nuclear de enriquecimiento de uranio, clausurado en julio de 2007. El sábado 30 de marzo declaró el “estado de guerra” con Corea del Sur tras dar por suspendidos todos los acuerdos firmados de no agresión y cortar las líneas de comunicación oficiales con Seúl.
La semana pasada el gobierno norcoreano amenazó con atacar preventivamente con armas nucleares territorio estadounidense y de Corea del Sur.
El goteo de amenazas coincide con los ejercicios militares conjuntos que realizan anualmente Corea del Sur y Estados Unidos.
El secretario general de Naciones Unidas, el surcoreano Ban Ki-moon, advirtió ayer martes que no se puede utilizar continuamente las amenazas nucleares como si fueran un juego y ha pedido que se convoquen negociaciones urgentes para resolver la crisis.
China, el principal aliado económico de Corea del Norte, a pesar que por primera vez apoyó las sanciones de la ONU, ha pedido a todas las partes que se actúe con moderación y ha enviado una delegación a negociar.
La estrategia de tensar las relaciones para poder negociar desde una posición de fuerza ha sido ampliamente utilizada por el régimen de Pyongyang.
En esta ocasión además de la ayuda económica que necesita el país también hay condicionantes de orden interno. El joven líder, Kim Jong-un, sin apenas experiencia necesita consolidar su figura dentro del país y sobre todo ante la poderosa casta militar. El conflicto con un enemigo externo le ayuda a cohesionar al país en torno a su figura.
Además el próximo mes de julio se celebra el 60 aniversario de la firma del armisticio, el acuerdo que puso fin a la Guerra de Corea (1950-1953). Nunca se ha firmado un tratado de paz, así que los dos países siguen técnicamente en guerra.
Conseguir la firma de un tratado de paz definitivo con Corea del Sur, acompañado de ayuda económica e inversión, podría ser un gran espaldarazo para el liderazgo de Kim Jong-un.