Redacción
02/04/2013
El régimen norcoreano añade la puesta en marcha de todas sus instalaciones nucleares, incluido el reactor nuclear de Yongbyon cerrado en 2007, a su serie de amenazas dirigidas a Estados Unidos y Corea del Sur que han incluido la declaración de “estado de guerra”.
En un comunicado publicado por la agencia oficial de noticias norcoreana,
KCNA, el gobierno de Corea del Norte anuncia que activará todas las instalaciones nucleares que hay en el país para reforzar en “calidad y cantidad” la capacidad nuclear.
La medida básicamente significa que volverá a poner en marcha el reactor nuclear de la central de Yongbyon utilizado para enriquecer uranio en el desarrollo de su programa nuclear. El reactor fue clausurado en julio de 2007 como parte de un acuerdo internacional en que Corea del Norte aceptaba paralizar a su programa nuclear a cambio de ayuda económica.
El reinicio del reactor nuclear es, de momento, el último peldaño de la escalada de violencia gestual que el régimen de Pyongyang lleva a cabo desde que Naciones Unidas aprobó nuevas sanciones en respuesta a la prueba nuclear que realizaron en febrero.
Desde el sábado 30 de marzo Pyongyang anunció que estaba en “estado de guerra” con Corea del Sur y la semana pasada ya dejó en suspenso todos los acuerdos de no agresión firmados con Seúl y suspendió las comunicaciones. Anteriormente Corea del Norte ya había amenazado con ataques nucleares preventivos a Corea del Sur y Estados Unidos.
Desde Corea del Sur se ha advertido que responderán a cualquier agresión proveniente del norte.
El incremento de los gestos de hostilidad de Pyongyang coinciden con los ejercicios militares conjuntos que realizan periódicamente Estados Unidos y Corea del Sur.
Estados Unidos ha sobrevolado con bombarderos B-52 y aviones invisibles el espacio aéreo surcoreano en una demostración de fuerza y un buque de guerra capaz de hacer frente a ataques con misiles se ha desplazado a la zona.
A pesar de la tensión diplomática y de los gestos del régimen de Pyongyang el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, ha asegurado que no se tiene constancia de cambios realmente significativos en las posiciones militares de Corea del Norte, pero que mantendrán una permanente vigilancia.