Redacción
15/03/2013
Li Keqiang, de 57 años, se convierte en el sucesor del hasta ahora primer ministro Wen Jiabao.
El parlamento chino, con cerca de 3.000 miembros, como es habitual, ha votado de forma casi unánime el nombramiento: sólo tres votos en contra y seis abstenciones.
El
nuevo primer ministro se encargará de implementar las directrices de gobierno que surgen del Partido Comunista de China, PPCh, y sobre todo de dirigir la economía.
Licenciado en derecho, doctorado en economía y con buen dominio del inglés, Li puede imprimir modernidad a la política china, especialmente en sus viajes internacionales.
Nació en 1955 en Anhui, en un entorno humilde. Es hijo de un funcionario local, no es un “príncipe”, un hijo de los altos dirigentes del partido. A pesar de ello ha conseguido labrarse una exitosa carrera política.
Trabajó en una comuna y después estudio derecho en la Universidad de Pekín. En 1976 ingresó en el Partido Comunista de China y fue jefe de la federación de estudiantes de su universidad.
En la década de los 80 dirigió la liga juvenil del partido y en 2004 ya era secretario del partido en la provincia de Liaoning.
Se convirtió en el gobernador más joven de China al alcanzar ese puesto en la provincia de Henan.
Su mandato estuvo salpicado por uno de los escándalos más graves relacionados con la salud que ha vivido China. En la década de los 90 miles de ciudadanos de las zonas rurales de Henan se infectaron con el virus del SIDA al recibir transfusiones de sangre contaminada o al donarla, porque no se utilizaba la profilaxis necesarias.
Se ha acusado al nuevo primer ministro de silenciar el problema cuando ejerció como gobernador.
A su favor se destaca el éxito de conseguir impulsar la economía de una provincia densamente poblada que tuvo que hacer frente a una reconversión industrial. Especialmente Liaoning, una zona que vio como la industria pesada desaparecía tras el inicio de las reformas económicas.
La quinta generación de dirigentes chinos llega al poder en un momento en que China debe hacer frente a importantes retos, como el cambio de modelo económico, corregir las diferencias entre ricos y pobres que se ensanchan y amenazan la paz social o los graves problemas medioambientales que cada día son más palpables para la población.
Aunque probablemente la lucha contra la corrupción que socava la imagen del PPCh y por tanto su legitimidad en el poder es una de las más urgentes.