Ordenan la detención del primer ministro de Pakistán por un caso de corrupción

Redacción 15/01/2013 El Tribunal Supremo de Pakistán ha ordenado la detención del primer ministro implicado en un caso de corrupción. La decisión judicial coincide con violentos enfrentamientos en las calles de Islamabad entre la policía y los manifestantes de una marcha anticorrupción que encabeza un líder religioso.

El primer ministro de Pakistán, Rajá Pervez Ashraf, está acusado en un caso de corrupción relacionado con la etapa en que era ministro de Energía y Agua (2008-2011).

Se le acusa de recibir sobornos y comisiones por el proyecto de reducir la escasez energética con el alquiler de plantas eléctricas privadas. Al menos nueve empresas recibieron el dinero del gobierno, pero la iniciativa no se puso en marcha y costó miles de millones de dólares

El Tribunal Supremo ha ordenado la detención del primer ministro, que ha negado los cargos, y otros quince implicados en el caso para que sean presentados ante la justicia en un plazo de 24 horas.

La noticia se ha hecho pública cuando todavía no se han aclarado los incidentes que han provocado una fuerte respuesta policial contra manifestantes de una marcha anticorrupción en la capital, Islamabad, convocada por el líder religioso sufí Mohammad Tahirul Qadri.

Se calcula que la marcha contra la corrupción ha convocado a unas cincuenta mil personas en las calles de Islamabad.

Se han producido violentos enfrentamientos entre la policía y los manifestantes ante la sede del Parlamento. Algunos manifestantes han lanzado piedras contra la policía que ha contestado con disparos al aire y gases lacrimógenos. Todavía no se ha aclarado el número de heridos, pero algunos medios apuntan a que al menos seis personas han tenido que recibir asistencia médica.

El líder religioso sunita Mohammad Tahirul Qadri regresó hace unas semanas desde Canadá y encabeza un movimiento para acabar con la endémica corrupción del gobierno y la administración que se ha hecho muy popular. Ha organizado una marcha contra la corrupción desde Lahore a Islamabad que ha movilizado a miles de personas. La campaña ha estado apoyada con anuncios en la televisión.

El religioso reformista pretende que no se convoquen las elecciones previstas para mayo, se disuelva el parlamento y se cree un gobierno provisional formado por jueces y militares que supervisen una nueva convocatoria donde no se pueden presentar cargos corruptos.

Qadri, aunque ha conseguido gran popularidad, también ha recibido fuertes críticas por la inconstitucionalidad de sus propuestas y se le ha acusado de ser un agente o un títere de los militares que pugnan por volver a controlar el gobierno de Pakistán.

El líder religioso fue un entusiasta partidario del golpe de estado que dio el general Pervez Musharraf en 1999.

El anuncio de la detención del primer ministro, cuando en las calles de la capital el religioso reformista se manifiesta contra la corrupción, no parece que sea casual. La judicatura lleva tiempo acosando al gobierno con casos de corrupción.

El actual primer ministro, Rajá Pervez Ashraf, sustituyó en junio pasado a Yousuf Raza Gilani condenado por desacato.

El Tribunal Supremo condenó e inhabilitó como primer ministro a Gilani por negarse a autorizar una comisión rogatoria ante las autoridades suizas para que investigaran un posible delito de blanqueo de capitales y así reabrir un caso de corrupción contra el presidente del país, Asif Zardari. Gilani alegó que el presidente de Pakistán goza de inmunidad y se había aplicado una amnistía.