Redacción
11/12/2012
El
número oficial de muertos supera los setecientos, mientras que los desaparecidos se acercan a los novecientos y los heridos ascienden a casi dos mil.
Miles de personas se han quedado sin casas y de momento viven en la intemperie y necesitan alimentos, agua potable y medicinas.
Las lluvias acompañadas de fuertes vientos provocaron las inundaciones de centenares de aldeas y numerosos corrimientos de tierra destrozando viviendas e infraestructuras. Se teme que la escasez de agua potable y alimentos en buen estado provoque una crisis sanitaria.
El gobierno filipino ha declarado el estado de desastre para agilizar la utilización de fondos oficiales, la concesión de préstamos e intentar controlar el precio de los alimentos en la región afectada. La
Cruz Roja de Filipinas ya ha hecho una petición de ayuda internacional.
Por su parte
Naciones Unidas ha lanzado una campaña mundial para recaudar 65 millones de dólares para ayudar a las víctimas del temporal. El Plan de Acción de seis meses, en el que participarán Agencias de Ayuda de la ONU, ONG nacionales e internacionales y las autoridades locales, consistirá en la distribución urgente de comida, agua y refugios para casi medio millón de personas en las zonas más afectadas.
El tifón "Bopha" toco tierra en Mindanao el 4 de noviembre y ha afectado sobre todo a las provincias de Davao Oriental y Compostela Valley donde ha dejado más de 400.000 evacuados.
Se calcula que los daños en infraestructuras y agricultura ascienden a 173,8 millones de dólares.
"Bopha" ha sido el peor tifón que ha sufrido este año Filipinas. El año pasado, el paso del destructivo “Washi” dejó más de 1.500 muertos y cuantiosos daños materiales.
A pesar de los esfuerzos del gobierno, liderado por el presidente Benigno Aquino, para en esta ocasión prevenir una nueva tragedia alertando a la población, al final el Bopha ha sido igual de mortífero. Entre muertos y desaparecidos deja más de 1.600 víctimas.