Cultura y negocios en China

José Luis García-Tapia 03/07/2012 China es el país más poblado de la Tierra, así como uno de los mayores en extensión. Es una potencia nuclear, tiene capacidad tecnológica espacial y además es miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Algunos expertos señalan que, al ritmo de crecimiento actual de su PNB, en un plazo relativamente corto China será la mayor economía del mundo, por delante de la norteamericana, a pesar de que como dice Primo González en su artículo en www.república.com de la primera semana de enero 2011, China “carece de multinacionales, de tecnología, de capacidad de gestión empresarial, de modelo económico y político exportable, entre otras cosas”.

Por otro lado, como escriben Javier Solana y Javier Santiso en un artículo en EL PAIS (España como puerto de entrada para China, 06.01.2011) “China se ha convertido en una potencia económica y política a lo largo de los últimos años. Los organismos internacionales registraron esta conmoción haciéndole un hueco cada vez más importante en sus órganos de decisión, como por ejemplo el Fondo Monetario Internacional, o dándole puestos clave, como el del economista jefe en el caso del Banco Mundial. No hay tema de la agenda política y económica global en la cual hoy en día China no sea imprescindible. El auge del este país representa, sin duda, uno de los grandes cambios mundiales que estamos presenciando en el marco de esta masiva redistribución de las riquezas y los poderes hacia los países emergentes”. Además el peso económico del mundo durante el siglo XXI ira girando hacia China.

Para los empresarios españoles, los mercados globales son en su mayoría de cultura judeo-cristiana como los Estados Unidos, Unión Europea, Rusia, etc, con una cultura, historia y religión con la misma base que la nuestra y con muchas interrelaciones, sin embargo, China que en pocos años tendrá una clase media capaz de adquirir productos importados, tiene una cultura y una historia, de las más antiguas del mundo, de gran riqueza y muy diferentes a las occidentales, y presentan particularidades sin paralelismo en ningún otro país.

Aunque sólo fuera por estas circunstancias, ya merecería la pena pararnos a analizar, aunque fuera someramente, la economía, la cultura y la historia de China porque el hecho es que todas esas particularidades conllevan una forma de ser y de pensar diferente, por esa razón se hace necesario una profundización y explicación de los rasgos, costumbres, actividades, festividades y festivales chinos y, más aun, sobre las formas de enfrentarse con los problemas que estos rasgos conllevan cuando nos queremos aproximar al país y a sus habitantes, o simplemente hacer negocios allí y con ellos.

A pesar de la globalización, y de que tanto los chinos como los europeos nos estamos modernizando, cada vez se necesitan más medios y vías de comprensión y de aprendizaje ante una cultura que, como dicen y repiten hasta la saciedad los chinos, es milenaria y, añado, muy compleja. Lo que hay que tener en cuenta es que China se moderniza NO se occidentaliza, el pensar que China se occidentaliza es una ilusión porque China no es como Occidente, ni lo va a ser nunca, razón por la cual no podemos medir o intentar entender a China utilizando medidas occidentales, si lo hacemos así nos equivocaremos.

Es preciso señalar que China no nace como país (solo es país en el sentido occidental del término desde hace unos cien años) y nos preguntamos ¿que es lo que hace que China sea China? o ¿que es lo que hace que los chinos se sientan hijos de China? No es nada parecido a lo que ha ocurrido en Occidente, esto viene desde hace miles de años, porque China nació como civilización y luego se configuró como estado, es decir primero es la civilización de los han y después es el estado, a diferencia de lo que ha pasado en Occidente hace solamente 200 años, cuyas naciones son naciones-país sin haber una civilización dominante previa. En China, la identidad de los han ha sido lo que ha cimentado la civilización china y por tanto el estado.

Hay que tener en cuenta, como decía antes, que China no se occidentaliza, se moderniza, aquella es una visión que nos hace parecer paternalistas y fuera de contexto y nos hace incapaces de iniciar relaciones con los chinos porque creemos que les entendemos pero no les entendemos.

Lo más importante para los chinos es el mantenimiento de su civilización unida, de ahí la frases como un “país dos sistemas” en relación a Hongkong o la aceptación por ambas partes del estrecho de Taiwán el que se defina a ambas partes del estrecho como que “existe una sola China y cada parte interpreta lo que quiere” sobre esa frase.

Cuando vamos a China se hace necesario que leamos una introducción a la cultura, a la historia antigua y reciente china para demostrar a sus interlocutores chinos nuestro interés por el país. También ayudará el conocer alguna palabra en chino, el saber utilizar los palillos y algunos trucos para evitar beber las cantidades ingentes de alcohol blanco con el que brindan los chinos durante los banquetes. Un artículo mío que le puede ayudar se encuentra en la última edición en papel (diciembre 2010) de El Exportador titulado: China Documentada.

Siguiendo con el argumento, en ese artículo señalaba que el ejemplo más palpable y con más consecuencias de la falta de conocimiento mutuo, entre españoles y chinos, son los problemas que suelen afligir a nuestras empresas cuando deciden que tienen que estar en China: llegan, empiezan las negociaciones (sobre precios, productos, cantidades, inversión, etc) y, en algún momento, se encuentran con que éstas empiezan a torcerse sin motivo aparente; muchas empresas se desaniman y abandonan la idea de entrar en China, sin darse cuenta de que, con un poco de estudio y mucha práctica, gran parte de esos problemas que siempre surgen al principio de las relaciones con chinos son perfectamente superables.

Incluso con un cierto conocimiento de la cultura o sicología de los chinos, en muchos casos, se podían haber ahorrado años de negociaciones si se hubieran dado cuenta que el negocio propuesto no iba a llegar a puerto por múltiples de las razones que desconocemos al llegar a China: razones políticas, sociales, personales, competencia, etc.

Todo este argumento tiene reflejo, aunque no se diga, en que, cada vez más a menudo, se encuentran en los periódicos de todo el mundo anuncios sobre cursos de cultura china impartidos por las principales escuelas de negocios; ¿cual es la razón? Taciana Fisac dice en su artículo “¿Conoce usted a Xi Jinping?” publicado en el diario El País del día 14 de diciembre 2010 “la empresa española no ha acabado de entender que para asentar las bases de una negociación con interlocutores chinos es preciso algo más que un buen intérprete ... se necesita empatía con la cultura china” y esa empatía no se consigue si no se conoce aunque sea un mínimo de cultura. Si se consigue, ello posibilitará la apertura de más puertas que cualquier otra gestión o actuación empresarial u oficial.