Redacción
06/03/2012
Tras años de políticas laxas en el crédito, dirigido muy a menudo a empresas públicas obsoletas e insolventes, Hanoi se propone reestructurar el sector financiero y conseguir, así, la entrada de capital internacional, una forma de combatir males endémicos de esta dinámica economía del Sudeste Asiático.
La ausencia de una ley de liberalización del sector financiero ha llevado a Vietnam a tener que convivir con altos índices de inflación y a no disponer de una divisa solvente.
El porcentaje de créditos de mala calidad creció del 2,1% en 2010 al 3,4% el año pasado.
La
reforma, que se aplicará progresivamente hasta 2015, prevé un incremento del ratio de propiedad extranjera en el accionariado de las entidades vietnamitas.
Los bancos de pequeñas dimensiones y en particular con problemas serán puestos a disposición de la inversión extranjera.
También se favorecerá su fusión con el objetivo de generar grupos de mayor volumen así como la absorción de entidades en dificultades por los bancos más sólidos.
Los planes de las autoridades económicas vietnamitas pasan por el objetivo de que en 2015 existan solamente uno o dos grandes bancos públicos que inviertan en sectores estratégicos de la economía nacional, como las infraestructuras, el sector exterior, la agricultura y las pymes.
Estas dos grandes entidades resultantes deberían poder competir a nivel regional con bancos similares de los países del área.
Financial Times recoge la voz de distintos analistas que consideran que la reforma anunciada por Hanoi suena bien, pero que falta ver la letra y, sobre todo, queda por demostrar que el gobierno va a tener la voluntad política real de aplicarla.
Hoy por hoy, se calcula que son una decena los bancos vietnamitas en dificultades. El Banco de Inversión y Desarrollo de Vietnam ya forzó la fusión de tres pequeñas entidades el pasado mes de diciembre.
Vietnam cuenta con unos cuarenta bancos cuya propiedad no siempre es muy clara, aunque se considera que dependen siempre de organismos públicos.
La ley de reforma del sector prevé una ola de privatizaciones, un proceso bloqueado anteriormente en distintas ocasiones por el gobierno. También ahora, Hanoi asegura que mantendrá la última palabra en el sector.