Redacción
13/07/2011
Una cierta dosis de moderación en el crecimiento del PIB y, sobre todo, en los sectores más especulativos como la construcción, es el objetivo del gobierno chino desde hace algunos años y los datos de este segundo trimestre avalan la efectividad de las medidas tomadas.
Aunque por encima de las previsiones de los analistas y tan sólo dos décimas inferior a la expansión del primer trimestre, el crecimiento del PIB chino de abril a junio en un 9,5% respecto al mismo período de 2010 refleja la moderación que Pekín quiere imponer en su economía.
Los datos suministrados por el
gobierno chino prueban que han tenido efecto las cinco subidas de tipos de interés, la última la semana pasada, desde el mes de octubre. En el mismo período, las autoridades monetarias han incrementado hasta nueve veces la cantidad de dinero que los bancos deben dejar en la entidad central como provisión de reserva.
Se trataba, como fuera, de corregir las medidas de crédito fácil que China había aplicado en las peores fases de la crisis financiera internacional para garantizarse un crecimiento mínimo en torno al 7 u 8% de su PIB, umbral por debajo del cual el gobierno no se ve capaz de responder a las necesidades de trabajo de su ingente población.
Aunque estabilizado el crecimiento ligeramente por debajo de los dos dígitos, a Pekín, sin embargo, todavía le queda el enorme reto de controlar la inflación, uno de los factores con mayor capacidad de desestabilización social junto con la corrupción.
En junio la inflación se ha situado en el 6,4%, un nuevo récord en los últimos tres años. Pero esa es la media; la subida del IPC de los alimentos es mucho más escalofriante, un 14,4% y, dentro de este epígrafe es especialmente crítico el incremento del precio de la carne de cerdo, la más consumida en China, 57,1%.
Por ello es fácil prever que la estricta política monetaria de los últimos tiempos va a mantenerse en el futuro a corto plazo, en un signo más de prudencia por parte de los pragmáticos gestores de la economía china
En definitiva, China está dando muestras de ser capaz de modular su crecimiento para conseguir evitar mayores tensiones sociales en una economía disparada.
El crecimiento del PIB en los últimos tres trimestres se ha moderado décimas, un 9,8 en los tres últimos meses de 2010, 9,7% en el primer trimestre del año y dos décimas menos en el segundo, un ajuste asumible sin traumas.
Y al mismo tiempo, las cifras oficiales chinas disipan los temores sobre una posible ralentización de la economía que, hoy por hoy, está siendo la principal locomotora mundial en la globalización post crisis financiera.
Las ventas al detalle se han recuperado ligeramente en junio respecto a mayo. El mes pasado crecieron un 17,7% respecto al mismo mes de 2010 frente al crecimiento registrado en mayo, cuando fue del 16,9%.
También fue mayor la expansión de la producción industrial, un 15,1% en junio frente al 13,3% en mayo.