La espiral de inflación en Asia genera nueva pobreza

Redacción 26/04/2011 En un informe titulado Inflación alimentaria global y Asia en desarrollo, el BAD resume con gran claridad la perversión de la tendencia al alza de los precios, principalmente de los alimentos, y el coste que va a tener socialmente en países en vías de desarrollo, donde miles de personas han conseguido salir de la pobreza en las dos últimas décadas.

El estudio calcula que una inflación media del 10% en 2011 en muchas economías en desarrollo de Asia, el hogar de 3.300 millones de personas, puede hacer que unos sesenta y cuatro millones se sitúen de nuevo bajo el umbral de la pobreza, que se cifra aproximadamente en unos ingresos de un euro al día.

El dato preocupante es que los cálculos del BAD no son de laboratorio. La inflación en los precios de los alimentos ha sido efectivamente del 10% en los primeros meses de este año.

Por ello los analistas de la entidad formulan un llamamiento a los gobiernos a tomar medidas eficaces que reduzcan la presión inflacionaria sobre las economías en desarrollo.

La advertencia es más que oportuna si se tiene en cuenta el contexto internacional en el que los precios empujan hacia arriba.

El precio del petróleo ha alcanzado en marzo su récord en 31 meses. Y el incremento persistente del crudo repercute directamente en muchos costes de explotación de la industria, entre otros muchos sectores, el alimentario.

Los menos favorecidos del Asia en desarrollo son en parte víctimas del propio éxito del continente gracias al modelo de rápido crecimiento basado en mano de obra intensiva y escaso valor añadido.

Ahora, con economías emergentes que crecen casi al 10% anual, los movimientos especulativos sobre los precios de las materias primas y los alimentos se combinan dramáticamente con la pérdida de cultivos y la consiguiente reducción de las cosechas.

El informe precisa que el incremento del 100% en el precio del trigo, maíz, azúcar, aceite, productos lácteos y la carne es debido la combinación de la “caída de la producción por la meteorología adversa, la depreciación del dólar, el encarecimiento del petróleo y los límites a la exportación aplicados por algunos de los mayores productores.”

Un callejón de difícil salida para las familias pobres de Asia. Éstas dedican alrededor de un 60% de sus ingresos a la comida básica con la que subsistir y, por consiguiente, un incremento del diez por ciento en esa partida les obliga a reducir los ya escasos recursos que destinan a la sanidad y la educación de los hijos. Así, al empobrecimiento material se suman privaciones que limitan de manera definitiva su eventual salida de la pobreza.

En definitiva, el BAD concluye que si la presión inflacionaria se mantiene a lo largo de todo 2011, el crecimiento del PIB para el conjunto de las economías en desarrollo de Asia podría verse recortado en un punto y medio.

Sobre las medidas tomadas por los gobiernos de la región para reequilibrar la capacidad adquisitiva de las familias, el BAD reconoce los intentos de muchos de ellos para estabilizar los precios, aunque teme que no van a ser suficientes.