Redacción
24/02/2011
Los cuerpos sin vida recuperados tras el terremoto sufrido el pasado martes en Christchurch, la segunda ciudad de Nueva Zelanda, ascienden a 98. Pero a medida que avanzan las horas disminuyen las posibilidades de encontrar con vida a alguno de los
226 desaparecidos.
Cientos de miembros de equipos de rescate procedentes de varios países trabajan contrareloj. Además de Australia, Taiwán, Japón, Singapur, Estados Unidos o el Reino Unido han enviado equipos especializados para encontrar cualquier signo de vida entre los escombros.
Con todo, son casi nulas las esperanzas de encontrar supervivientes en el edificio que albergaba la televisión local CTV, una academia de idiomas y una guardería. Sólo en este edificio se cree que había entre 100 y 120 personas, aproximadamente la mitad de todos los desaparecidos.
Otras 20 personas podrían estar atrapadas bajo los escombros de la Catedral. El número de heridos asciende a 2.500, de los cuales 164 con heridas graves, según las autoridades médicas.
Este
terremoto ha sido el peor en cuanto a número de víctimas en Nueva Zelanda desde 1931, cuando murieron 256 personas, aunque se teme que finalmente se supere esta cifra. En esta ocasión los daños causados son además enormes. Gran parte del centro histórico de la ciudad tendrá que ser derruido por el mal estado en que han quedado los edificios y el proceso de reconstrucción, como anunciaba el primer ministro John Key, será largo y complicado.
John Key, ha reconocido que el impacto en la economía de la región será importante. La firma JP Morgan ha cifrado las pérdidas para las compañías de seguros en 12.000 millones de dólares.
Lentamente se van restableciendo los suministros básicos y el 60% de la ciudad ya dispone de electricidad, aunque gran parte de la población sigue sin agua corriente por el deterioro de las canalizaciones.
La poca profundidad a la que tuvo lugar el seísmo, a sólo 5 km de la superficie, hizo que una magnitud de sólo 6,3 grados en la escala de Richter provocara tan graves consecuencias.
Nueva Zelanda vive unos 14.000 seísmos al año, pero normalmente son de poca intensidad, y Christchurch no estaba considerada una de las zonas de mayor riesgo.