Redacción
02/02/2011
Mil trescientos millones de personas en China, sumadas a la población de Singapur y Taiwán y al abundante éxodo de la emigración muy numerosa en países como Estados Unidos, Canadá o Reino Unido celebran oficialmente la entrada en el año 4709.
Tras el trepidante año del Tigre, marcado por la acción y el dinamismo pero también por la agresividad, llega el conejo que simboliza valores positivos como los buenos modales, la conciliación, la energía para empezar nuevos proyectos y la facilidad para solventar conflictos.
La celebración del Año Nuevo chino es muy parecida a las fiestas de Navidad en Occidente.
Hay que seguir las tradiciones: cenar con la familia un menú que incluye pescado que se pronuncia “yu” homónimo de abundancia y que debe finalizar con los jiao zi, unas empanadillas cocinadas al vapor que dan buena suerte. A los más jóvenes se regala dinero en sobres rojos y sobre todo no debe faltar la pólvora…muchos petardos para ahuyentar a los malos espíritus y atraer la riqueza.
La fiesta de
Año Nuevo en China también es conocida como la fiesta de la Primavera y es el principal periodo de vacaciones del año. El 3 de febrero es el día de Año Nuevo, pero las fiestas se prolongan durante 15 días y finalizan con la fiesta de la linterna.
En estas dos semanas los chinos tienen unos días de vacaciones que aprovechan para visitar a sus familias. Se calcula que unos 700 millones de chinos y chinas se desplazan a lo largo de estas dos semanas por el país colapsando el transporte.
Hasta
el primer ministro, Wen Jiabao, aprovecha las fechas para darse un baño de populismo y aparece en la prensa oficial cocinando junto a campesinos de la China rural, pero eso si advirtiendo que hay que trabajar para controlar la inflación en 2011.
Según el zodiaco el Año del Conejo puede ser el de las oportunidades y al menos parece que lo va a ser para China que acaba de consolidar oficialmente su puesto de segunda economía mundial, desbancando a Japón. China ha cerrado 2010 con un envidiable crecimiento económico del 10,3%, se ha paseado por Europa comprando deuda soberana y su presidente, Hu Jintao, ha visitado Estados Unidos para hablar de tú a tú con Barak Obama y escenificar el nuevo papel de China como potencia mundial.
Las perspectivas para 2011 son positivas para el gigante asiático, aunque debe controlar la inflación que puede acarrear problemas sociales, la mayoría de los think tank coinciden en que el crecimiento de su PIB rozará el 10% y sus importaciones seguirán tirando de la economía de sus vecinos asiáticos.
Las tradiciones, aunque pertenezcan a una cultura milenaria, inevitablemente acaban transformándose. Junto a los miles de conejos de peluche y tarjetas rojas de felicitación, también en China surgen las críticas. Programas de televisión,
reportajes en la prensa, testimonios en la radio y sobre todo foros de Internet recogen el estrés, el cansancio e incluso la depresión que genera estas fiestas. El agotamiento por los largos desplazamientos para visitar a la familia junto a la carrera de obstáculos por conseguir un billete en algún medio de transporte o las críticas al consumismo desbocado empiezan a tener protagonismo en las fiestas.
Los jóvenes además se quejan de los interrogatorios familiares sobre su trabajo, su sueldo y sobre todo de la presión por tener pareja. Las empresas que suministran novio/novia de alquiler para presentar a la familia en Año Nuevo ya son un fructífero negocio en China.
De momento, el Año del Conejo para quien no trae mucha suerte es precisamente para este animal. La gran cantidad de productos fabricados con piel de conejo, para regalar como símbolo de buena suerte en estas fechas, ha disparado exponencialmente el sacrificio de estos animales. También se ha disparado la venta de conejos como mascotas e incluso los medios de comunicación en China han hecho campañas de concienciación para evitar que pasadas las fiestas y de vuelta a la normalidad miles de conejos sean abandonados.
A pesar de ello, esperemos que no nos lo tenga en cuenta y que se cumplan las buenas perspectivas de su signo
¡gong xi fa cai!