Redacción
05/01/2011
Li Keqiang es hoy por hoy viceprimer ministro chino, y el número siete en el escalafón de la dirección colegiada china surgida del último congreso del Partido Comunista, el diecisieteavo, celebrado en octubre de 2007.
En el ánimo de quienes en Europa, en particular en España, le reciben como un salvador, no está sólo el anuncio previo de que China va a seguir comprando deuda o la firma con las primeras empresas de sectores estratégicos de contratos de acceso al boyante mercado chino.
También se tiene en cuenta que se está ante el que los analistas creen que va a ser el sucesor del actual primer ministro, Wen Jiabao, de quien es en la actualidad el más directo colaborador.
Que Li acabe ocupando el puesto de primer ministro en 2012, cuando la Asamblea Nacional Popular –parlamento sin capacidad legislativa real--, en su plenario de marzo, renueve los principales cargos de la dirección del estado por mandato constitucional, lo indica el hecho de que en los últimos tiempos se ha ocupado personalmente de los principales retos que tenía ante sí el gobierno.
En este sentido se enmarca la visita a Europa. Li adquiere lentamente el protagonismo en la escena internacional que le será necesario si se confirma su ascenso a la jefatura del gobierno al lado de quien se configura como sucesor de Hu Jintao en la presidencia, Xi Jinping.
Dirigente formado en las juventudes del Partido, demostró grandes dotes de gestión en los cargos locales que ocupó en las provincias de Henan y Liaoning.
Su estreno en la escena internacional se materializó en el último Foro Económico Mundial de Davos, donde defendió en buena medida su ideario como dirigente chino de la quinta generación, la construcción de una República Popular basada en el desarrollo sostenible, la reducción de las diferencias entre ricos y pobres y un ascenso pacífico a la hegemonía mundial.
Su objetivo, desde el gobierno, está en la línea de su jefe inmediato, el primer ministro Wen Jiabao, una mejor distribución de la riqueza que convierta a China en una economía sustentada en la solidez de la clase media.
El apoyo a la deuda española representa la voluntad de China de contribuir a la estabilidad financiera mundial y de la zona euro en particular. Pero, además o, quizás si a cambio, Li Keqiang reclama una mayor apertura de los mercados a las inversiones de las empresas chinas.
En un artículo previo a la visita a Alemania publicado en Süddeutsche Zeitung, Li llama al gobierno alemán a favorecer las inversiones de empresas chinas en la economía alemana, con la que Pekín intercambia ya el 30% de su comercio con la Unión Europea.