Los huevos centenarios es uno de los platos típicos de la cocina china que más sorprende al paladar occidental. Se conocen también como huevos milenarios o huevos en conserva, un nombre que responde a su descripción.
Son huevos envueltos en una mezcla arcillosa con propiedades alcalinas que se guardan durante semanas o meses, tradicionalmente enterrados. Con el paso del tiempo la clara se vuelve firme y con textura de gelatina, mientras que la yema adquiere un color verde amarillento y su sabor recuerda al de algunos quesos fuertes.
Los huevos pueden ser de gallina, pato o codorniz. La pasta con la que son envueltos es variada desde ceniza, arcilla, hiervas a cal viva. Debe tener propiedades alcalinas.
En China se considera una "delicatessen". Se comen principalmente en solitario y como aperitivo, pero se pueden encontrar en algún guiso. Es un plato que no falta en los banquetes de celebración y que se regala como obsequio en cuidadas cajas.
Es un plato tradicional que tiene su origen en tiempos de la dinastía Ming y que servía para aumentar el tiempo de conservación de los huevos y poderlos guardas para periodos de escasez.