Miles de personas se han manifestado por las calles de la capital de Malasia, Kuala Lumpur, en apoyo al gobierno y como respuesta a las masivas manifestaciones que hace dos semanas exigían la dimisión del primer ministro, Najib Razak, acusado de corrupción.
La manifestación ha estado organizada por el partido del gobierno, la Organización Nacional de Malayos Unidos (ONMU) y bajo el lema de "defender la dignidad malaya".
Los organizadores han deslizado acusaciones que pueden avivar tensiones raciales al asegurar que en las manifestaciones de hace dos semanas la mayoría de participantes eran chinos y no se debería permitir que un grupo racial haga caer al gobierno.
En Malasia las tensiones raciales es un problema soterrado que cíclicamente y en momentos de crisis acaba resurgiendo. La mayoría de la población es de etnia malaya y dominan la política y la administración, mientras que una cuarta parte de la población es de origen chino, pero acumula el poder económico.
El último fin de semana de agosto la capital y otras ciudades importantes fueron el escenario de dos días de manifestaciones en que se exigieron la dimisión del primer ministro, Najib Razak, y reformas electorales.
Najib Razak hace frente a acusaciones de corrupción por supuestamente apropiarse de 700 millones de dólares del fondo de inversión pública Malaysa Development Berhad.
Aunque actualmente gobierna en coalición, el ONMU permanece en el poder desde la independencia de Malasia, pero incluso su fundador y líder carismático durante más de dos décadas, Mahatir Mohamad, salió a la calle el 31 de agosto para exigir la dimisión del ejecutivo y limpieza ante la corrupción.