Japón se reconecta a la energía nuclear
Japón ha reactivado su primer reactor nuclear desde el accidente de Fukushima, en marzo de 2011. La apertura se ha realizado bajo la nueva normativa de seguridad aprobada tras el accidente nuclear. A pesar del escaso apoyo de la población, el gobierno de Shinzo Abe apuesta firmemente por volver a utilizar la energía nuclear.
El reactor que se ha puesto en marcha el martes once de agosto pertenece a la central nuclear de Sendai, situada en la prefectura de Kagoshima, en la isla de Kyushu. La operadora de la central, Kyushu Electric Power Company, tiene previsto reconectar el segundo reactor en octubre.
Este es el primer reactor nuclear que se pone en marcha tras el accidente de Fukushima. Aunque la Autoridad Reguladora de la Energía Nuclear ya había dado luz verde a la reconexión de la planta de Akahama, la oposición de la población local lo impidió.
La apuesta de Shinzo Abe por la energía nuclear es firme y prueba de ello es que la apertura del reactor nuclear se ha realizado en unas fechas especialmente sensibles en Japón, coincidiendo prácticamente con el setenta aniversario del lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki.
Ni el recuerdo del holocausto nuclear, ni las numerosas manifestaciones en contra de las armas nucleares, ni las peticiones populares para que Japón abandone la tecnología nuclear han hecho que el primer ministro Shinzo Abe se echara atrás.
Según las encuestas, solo el treinta por ciento de la población nipona está de acuerdo en volver a utilizar la energía nuclear. Sin embargo el primer ministro defiende la necesidad de contar con la energía atómica para conseguir la reactivación de la economía.
Hasta que se produjo el accidente nuclear en la planta de Fukushima Daiichi, debido a un devastador tsunami, cerca del treinta por ciento de la energía que se consumía en Japón se generaba en los 48 reactores que estaban en funcionamiento.
Las plantas nucleares se paralizaron tras el accidente, uno de los peores en la historia de la energía atómica, para ajustar sus protocolos de seguridad. Durante los últimos cuatro años Japón ha tenido que importar gas natural y petróleo para hacer frente a sus necesidades energéticas.
En el último mes, Shinzo Abe ha hecho una demostración de fuerza aprobando medidas sumamente impopulares. La reapertura de la planta nuclear es una y la reforma de la constitución para permitir que el ejército japonés pueda realizar operaciones militares fuera de su territorio es otra.
Las dos muestran inequívocamente la decisión de Abe de no hacer concesiones y defender su ideario político basado en la política de estímulos para reactivar la economía, en la que el lobby de la industria nuclear tendrá mucho juego, y en reforzar el papel de Japón en el Pacífico frente a la emergencia de China.