Un recorrido por La Ruta de la Seda

Desde el siglo I de nuestra era existen testimonios de esta ruta comercial que unían las ciudades costeras del Oriente Próximo con el lejano Imperio chino. Su nombre, La Ruta de la Seda, es sinónimo de aventuras, paisajes extremos, ciudades de nombres exóticos como Samarkanda o Damasko y mercancías valiosas como las especies o la seda que le da nombre.

En un momento en que esta vía comercial vuelve a revivir y se empieza hablar desde Asia de una nueva Ruta de la Seda, por la que sobre todo China intenta que fluyan sus mercancía y  le llegue el gas y el petróleo, este libro nos permite conocer la historia de esta amplia red de caminos que unía prácticamente el Pacífico con el Atlántico.   

Thomas O. Höllmann describe una concisa y atractiva panorámica sobre esta mítica ruta comercial que transcurría por desiertos, cordilleras y estepas salpicadas de paradas donde el viajero descansaba y comerciaba. Unos viajes llenos de aventuras por los que viajaban mercancías preciosas –seda, especias, maderas, marfil, conchas de tortuga y cuerno de rinoceronte, opio– pero que también se convirtió en una encrucijada de culturas.

Por la Ruta de la Seda también viajaba el budismo, el hinduismo y el Islam. La religión, las ideas y la expresión artística.

La Ruta de la Seda transcurre entre Pekín y Antioquía, pero en realidad era una red de caminos con innumerables ramificaciones norte-sur que también unía por ejemplo las estepas siberianas con el Sur de Asia y el Golfo de Bengala.

Alianza Editorial reedita en formato de bolsillo La Ruta de la Seda de Thomas O. Höllmann con traducción de Elena Bombín Izquierdo.