Sri Lanka pide a la ONU retrasar la publicación del informe sobre crímenes de guerra
El ministro de Exteriores de Sri Lanka, Mangala Samaraweera, ha pedido tiempo a la ONU para que el gobierno pueda establecer los mecanismos judiciales necesarios para hacer frente a las recomendaciones del informe. Ha asegurado que no niegan las acusaciones ni las posibles violaciones de los derechos humanos.
La actitud del nuevo gobierno de Maithripala Sirisena, que parece aceptar la supervisión de la ONU, representa un cambio respecto a su antecesor, el expresidente Mahinda Rajapaksa, que rechazó frontalmente la intervención de la ONU y defendió que la investigación sobre los crímenes de guerra sólo la debía realizar el gobierno cingalés.
El entonces presidente negó el visado al equipo de investigadores de Naciones Unidas.
Rajapaksa perdió las elecciones y el nuevo gobierno se ha comprometido a colaborar con la ONU.
El ministro de Exteriores ha declarado que Sri Lanka no niega la violación de los derechos humanos y está dispuesto a llevar a los culpables ante la justicia, pero ahora pide que la publicación del informe se retrase hasta el mes de agosto.
Propone una hoja de ruta para crear un mecanismo propio e infraestructuras para que Sri Lanka realice su propia investigación que podría ponerse en marcha a principios de marzo. La propuesta se puede entender como una forma de dilatar el proceso.
Samaraweera tiene previsto reunirse con el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon. La postura de Kerry es defender una investigación internacional y la ONU en principio no tiene previsto retrasar la publicación del informe.
En marzo de 2014 fue el Consejo de derechos Humanos de Naciones Unidas quien voto a favor de investigar los crímenes de guerra.
Los rebeldes del Ejército de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE) lucharon durante 26 años contra las fuerzas gubernamentales por la creación de un estado independiente en el norte y este de mayoría tamil de Sri Lanka. La guerra civil terminó en 2009 con una gran ofensiva del ejército cingalés que venció a los rebeldes tamiles.
Se calcula que durante la ofensiva unos 40.000 civiles perdieron la vida. Más de trescientos mil tamiles quedaron bloqueados entre las tropas de los dos ejércitos.
Ambas partes han sido acusadas de crímenes contra la humanidad y de matar civiles que fueron utilizados como escudos humanos. Pero la mayoría de los cuadros de la guerrilla tamil han muerto y los que pueden ser juzgados son los vencedores, los responsables del ejército.