Sri Lanka, el país del té
Su situación geográfica en el Océano Índico, en el Golfo de Bengala, en la ruta de las especies, la han convertido históricamente en una isla deseada y por sus puertos han pasado portugueses, holandeses y finalmente británicos que la bautizaron como Ceilán en el siglo XIX.
En 1972 cambió su nombre por Sri Lanka. Disfruta de un clima tropical y un paisaje exuberante que la convierten en un atractivo destino turístico.
Encontraremos playas solitarias, arrecifes de coral donde practicar submarinismo, un interior con aromáticas plantaciones de té que evocan el pasado colonial y restos arqueológicos declarados Patrimonio de la Humanidad, como la ciudad santa de Anuradhapura (S.X), capital política y religiosa durante trece siglos y uno de los principales santuarios del budismo.
Tras su destrucción la capital se trasladó a Polonnaruwa (S.XII) en la que han sobrevivido una serie de monumentos brahmánicos y vestigios de la fabulosa ciudad-jardín creada por Parakramabahu el Grande.
En la ciudad sagrada de Kandy se encuentra el Templo del Diente de Buda, un famoso lugar de peregrinación y merecen una visita las espectaculares ruinas de Sigriya (477-495) en las laderas de la "Roca del León".