Se trata de un primer paso para su completa eliminación una vez supere previsiblemente el voto en la cámara baja.
En 2012, el gobierno laborista introdujo un impuesto del 30% sobre los beneficios de la minería, un sector estratégico de la economía australiana.
Ahora, gracias a un pacto con un partido minoritario, los conservadores han iniciado el proceso de desmantelamiento de este tipo de tasas. Australia ya rechazó en julio el impuesto sobre las emisiones de efecto invernadero, el primer país industrializado en tomar este tipo de decisión.
Los partidarios de la supresión de los impuestos sobre la minería y las emisiones consideran que las tasas perjudican la competitividad de las grandes empresas australianas y encarecen los costes de los suministros para los particulares.
El gobierno del conservador Tony Abbott ha contado para este cambio legislativo con el apoyo de un partido minoritario que, sin embargo, tiene la llave de la mayoría.
Y no es otro que el llamado Palmer United Party, por el nombre del millonario Clive Palmer, propietario de una empresa de minería ligada a intereses chinos.
China, economía emergente ávida de materias primas para alimentar su vibrante desarrollo, es el principal cliente de las empresas de minería australianas.