El desempleo en Australia se sitúa en el 6,4%, la cifra más alta de los últimos doce años. El dato alerta sobre la ralentización de la economía y el cambio de ciclo tras una fase expansiva impulsada por la demanda de minerales de las potencias emergentes de Asia como China y la India.
La tasa de paro en el mes de julio ha crecido cuatro décimas en relación al seis por ciento que se registró en el mes de junio y refleja que ha aumentado el número de personas que buscan trabajo y ha caído levemente el de personas empleadas.
Tras un acelerado inicio de 2014, la economía australiana pierde pulso. Australia se enfrenta a una transición de modelo económico tras más de una década de crecimiento basado en el tirón de las exportaciones del sector de la minería.
La caída de la demanda, la del precio de las materias primas y la fortaleza del dólar australiano afectan a las exportaciones.
El gobierno del conservador Tony Abbot está obligado a reorientar la economía hacia nuevos sectores como la construcción, el turismo o los servicios para paliar la desaceleración de sectores como la minería.
La decisión de eliminar el famoso impuesto sobre las emisiones de CO2, una de sus promesas electorales, puede mejorar la competitividad de las empresas mineras a corto plazo, ya que reduce sus gastos, pero es difícil que reactive el sector y aumenten las exportaciones.
Sin olvidar que el problema del cambio climático sigue vigente. Australia es responsable del 1,5% del total de las emisiones mundiales de CO2 y el país más contaminante por habitante del mundo.
La publicación, hace dos meses, de los nuevos presupuestos, que incluyen subida de impuestos y recorte de gasto público, ha provocado la caída de la confianza del consumidor y por tanto se espera una contracción del consumo que tampoco beneficiará a la creación de empleo.