Abe reforma la constitución pacifista de Japón para reforzar su perfil militar
El gobierno de Shinzo Abe aprueba, en medio de fuertes protestas, una reforma histórica de la constitución pacifista de Japón, impuesta tras la derrota de la II Guerra Mundial, que permitirá que el ejército japonés pueda actuar fuera de suelo nipón.
La reforma del artículo 9 de la constitución supone un cambio histórico en la política de defensa de Japón ya que prohibía explícitamente declarar la guerra y participar en conflictos en suelo extranjero. De hecho, oficialmente Japón no tiene ejército, sino Fuerzas de Autodefensa para defender en suelo nipón a la población de un ataque enemigo.
La modificación de la constitución es una iniciativa que ha defendido personalmente el primer ministro Shinzo Abe, que reivindica la necesidad de que Japón reoriente su política de defensa para hacer frente a las amenazas de seguridad regional y aumente su perfil militar.
El gobierno de Abe asegura que no se trata de un cambio sustancial en la constitución, sino que simplemente se reinterpreta el artículo 9 para permitir que Japón pueda acudir en ayuda de sus aliados en caso de conflicto, pero mantiene la voluntad de resolver los conflictos por la vía diplomática.
La reinterpretación permitirá ejercer el derecho de "auto-defensa colectiva". Japón podrá acudir en ayuda de un aliado si presenta una clara amenaza para la supervivencia de Japón o si existe un claro peligro de que se vean anulados los derechos del pueblo japonés a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
En la práctica, las Fuerzas de Autodefensa japonesas podrán participar en operaciones de seguridad de la ONU y en misiones de paz en el extranjero.
La modificación de la constitución se ha convertido en una medida muy impopular; según algunas encuestas, más de la mitad de la población está en contra.
Se han producido multitudinarias manifestaciones de protesta organizadas por grupos civiles y algunas acciones aisladas, como la protagonizada por un hombre que se quemó a lo bonzo en una estación de metro de Tokio.
El primer ministro Shinzo Abe defiende que Japón necesita tener un papel más activo en el escenario internacional para hacer frente a las amenazas que representa Corea del Norte o la emergencia militar de China en la región.
Estados Unidos ha felicitado a Japón por su cambio de política, ya que había pedido reiteradamente que asumiera un rol más activo en materia de seguridad.
Ahora las fuerzas japonesas podrán defender a los buques norteamericanos o derribar misiles lanzados contra territorio estadounidense.
Por el contrario la decisión no satisface a los vecinos asiáticos como China o Corea del Sur que han sufrido el imperialismo japonés hasta el final de la II Guerra Mundial y advierten de los peligros de una nueva política militarista nipona.
La reforma de la constitución ha necesitado de una laboriosa negociación con el socio de gobierno del Partido Liberal Demócrata de Shinzo Abe, el conservador Nuevo Komeito. A pesar de los acuerdos alcanzados la medida todavía debe ser sancionada en el parlamento y es posible que se introduzca alguna modificación.