Redacción
14/05/2014
La ira de los nacionalistas vietnamitas se ha centrado en factorías propiedad de empresas de la República Popular China o dirigidas por expatriados chinos, puesto que algunas de las compañías afectadas son de titularidad taiwanesa.
El gobierno vietnamita se ha apresurado a condenar la violencia contra intereses chinos y asegura que se han practicado detenciones entre los “grupos de agitadores”.
No queda claro cuántas fábricas han resultado afectadas por esta ola de ataques, todos ellos acontecidos después del cierre de la actividad diaria de las plantas.
Al menos tres empresas han sufrido daños, pero algunas fuentes sostienen que la violencia ha alcanzado a una veintena de empresas.
A pesar de que se trata de protestas que pretenden presionar al gobierno chino, Hanoi ve con desconfianza estas muestras de violencia de corte nacionalista porque fácilmente podrían descontrolarse y girarse en contra del régimen comunista vietnamita, no muy diferente al chino a pesar de la rivalidad histórica entre ambos países en el área.
Esta nueva crisis entre China y uno de sus vecinos se ha desencadenado al situar las autoridades chinas una torre de perforación petrolífera dentro del límite de las aguas jurisdiccionales consideradas como propias por Vietnam.
El incidente se sitúa en el archipiélago de las islas Paracel, un archipiélago que se encuentra al sur de la isla china de Hainan y al este de la costa central de Vietnam.
Pekín y Hanoi se disputan la soberanía de este conjunto de islotes y atolones por la riqueza del subsuelo, que alberga grandes cantidades de reservas de hidrocarburos.
Tras la instalación de la plataforma petrolífera china en aguas vietnamitas a principios de mes, el gobierno de Hanoi protestó enérgicamente ante Pekín y en las dos últimas semanas se han repetido las provocaciones navales en las aguas circundantes, con choques intencionados de patrulleras chinas a barcos vietnamitas y duelos de cañones de agua.
Además del litigio con
Vietnam por las Paracels, China también mantiene disputas territoriales en el Mar de China meridional con Filipinas, Malasia y Brunei. Taiwán también aspira a extraer riquezas de la zona.
Pekín también pugna por arrebatar el control de las islas Senkaku-Diaoyu, bajo administración japonesa, en el Mar de China oriental.