Redacción
08/05/2014
El informe “
East Asia Pacific at Work: Employment, Enterprise and Well-Being” recuerda el gran avance realizado por los países del Asia-Pacífico en los últimos veinte años aumentando la productividad y realizando una transformación estructural a un ritmo acelerado, que ha implicado un gran movimiento migratorio de personas hacia las ciudades.
La transformación y el aumento de la producción tanto en la agricultura, como en la industria manufacturera o los servicios, se han realizado gracias a una mano de obra barata.
El Banco Mundial asegura que los cambios económicos y demográficos de la región, unidos a la corta historia y presencia del movimiento obrero permiten a estos países adoptar un nuevo modelo de protección social menos costoso que el establecido en países con una larga trayectoria.
Por ello el Banco Mundial recomienda que para consolidar el crecimiento se impulsen leyes de protección social y laboral que ayuden a los trabajadores más vulnerables.
Propone, por ejemplo, que se financien paquetes de desempleo “modesto”, a nivel nacional, que ayudarán a los empleadores a evitar costosas indemnizaciones y activarán el empleo. También propone reducir los impuestos al trabajo para incentivar el traspaso de la economía sumergida a la formal.
Las medidas se deben adaptar a la realidad del país. En muchos países la agricultura sigue siendo un sector muy importante y se deben concentrar en mejorar la productividad y fomentar la creación de empresas agrícolas.
La región también debe centrase en el proceso de urbanización mejorando las infraestructuras y los servicios.
Y, sobre todo, hay que mirar a largo plazo y fomentar la estabilidad de precios, la inversión, la innovación y un marco reglamentario que apoye a las pequeñas y medianas empresas, que son las que dan trabajo a la mayoría de gente de la región.
El estudio del Banco Mundial destaca que los países de Asia Oriental y Pacífico tienen un porcentaje más alto de personas que trabajan o buscan trabajo, incluidas mujeres, que otros países con similares niveles de ingresos.
Pero sus políticas de empleo no logran beneficiar por igual a la mayoría de trabajadores y favorecen especialmente a los hombres de mediana edad en detrimento de los jóvenes, mujeres o trabajadores poco cualificados.
En toda la región se calcula que más del 30% de las personas de entre 15 y 24 años no tienen trabajo ni reciben ninguna formación, una situación que las condena a la exclusión social. La brecha de salarios entres los trabajadores cualificados y los que no lo están aumenta la desigualdad y conduce al malestar social.
El Vicepresidente Regional del Banco Mundial para el Asia Oriental y el Pacífico, Axel van Trotsenburg, ha asegurado en su comunicado que "el desarrollo económico sin precedentes en la región ha proporcionado empleos y sacado a millones de personas de la pobreza y ha sido un triunfo de la clase trabajadora".
Asegura que "es hora de consolidar el crecimiento mediante la adopción de políticas sociales que protejan a las personas, más que a cualquier otro sector particular, localización o profesión. Cuando se diseñan bien, esas políticas deben asegurar que la protección social y la regulación laboral beneficiará a los trabajadores más vulnerables de la sociedad".