Redacción
04/04/2014
El
té blanco es posiblemente una de las variedades de té más desconocidas. Tiene un sabor suave y muy aromático. Aunque su color no es blanco, simplemente es más pálido que el té verde, su nombre se debe al color de sus tiernos tallos cuando se recogen, al principio de la primavera.
Es la variedad de té que menos se manipula y por ello mantiene unas poderosas propiedades medicinales, especialmente como antioxidante y antiinflamatorios. Se obtiene sólo de los brotes de hojas tiernas de la planta
Camellia sinensis. Se seca al sol para evaporar el agua y después se procesa levemente para evitar la oxidación. Por ello tiene un mayor poder antioxidante que otros tipos de té.
Los beneficios que ofrece para la salud le han hecho saltar al mundo de la cosmética y existen líneas de productos a base de té blanco que aprovechan sus propiedades para la piel.
Es cultivado principalmente en la provincia china de Fujian, el té blanco se consideró durante siglos un lujo al alcance de muy pocos y se le llegó a conocer como el
té del Emperador.