Obama asegura en Filipinas nuevos apoyos a su pivote asiático
La visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a Filipinas ha servido para sellar un nuevo acuerdo de defensa con Manila que refuerza la alianza de ambos países frente a las pretensiones territoriales de Pekín en el Mar de China meridional.
Redacción
28/04/2014
El acuerdo, firmado por el ministro de Defensa filipino, Voltaire Gazmin, y el embajador norteamericano, Philip Goldberg, garantiza un mayor acceso de las fuerzas armadas de Estados Unidos a bases militares, puertos y aeropuertos en el archipiélago de Filipinas.
Tiene una validez prevista de diez años y prevé también la celebración de maniobras de entrenamiento conjuntas.
A pesar de la controvertida relación entre Estados Unidos y Filipinas en materia militar, Washington y Manila se han vuelto a acercar en los últimos tiempos ante la cada vez más insistente presencia del Ejército de Liberación Popular chino en el Mar de China meridional, donde Pekín asegura tener derechos sobre la soberanía de los archipiélagos de Paracels, Scarborough y de las Spratlys.
Estos dos últimos conjuntos de islas y atolones, en su mayoría deshabitados, están dentro de las doscientas millas náuticas de la costa filipina.
Albergan grandes reservas en hidrocarburos, lo que ha despertado la sed de la gran potencia emergente. La reclamación china sobre estos archipiélagos constituye un elemento más de la retórica nacionalista que Pekín opone a la de Japón.
En la defensa de los intereses filipinos Estados Unidos justifica su regreso a las bases del archipiélago filipino, de donde se marchó a principios de los noventa tras largas campañas antinorteamericanas en un país gobernado durante décadas por el dictador Ferdinand Marcos, aliado de Washington frente a la amenaza comunista en el Sudeste Asiático en los años de la Guerra Fría.