Redacción
07/04/2014
Narendra Modi, el líder del partido nacionalista hindú Bharatiya Janata (BJP), parte como favorito en los sondeos. Entre sus principales activos se encuentra su carisma y su buena gestión como primer ministro del estado de Gujarat desde 2001. Ha conseguido impulsar el crecimiento económico y convertir a Gujarat en uno de los estados más dinámicos del país.
Su lado oscuro son las acusaciones de pasividad durante los disturbios de 2002, uno de los enfrentamientos más sangrientos entre hindúes y musulmanes que ha vivido la India en las últimas décadas. Se calcula que hubo un millar de muertos, la mayoría musulmanes.
El programa del BJP se basa sobre todo en la mejora de la economía india.
El Partido del Congreso sufre el desgaste de los años de gobierno especialmente por los importantes casos de corrupción que les han salpicado y por la desaceleración del crecimiento económico que obliga a impopulares reformas.
A pesar de tener como líder a Rahul Gandhi, el heredero del clan Nehru-Gandhi la familia que ha gobernado la mayoría de la historia de la India desde la independencia, las encuestas auguran que perderán el poder.
Rahul Ganhi es hijo del asesinado exministro Rajiv Gandhi, nieto de Indira Gandhi y bisnieto de Nehru. Su madre Sonia Gandhi, italiana de nacimiento, es la presidenta del partido y en buena medida responsable de los últimos triunfos electorales.
Aunque el peso de su apellido es evidente, Rahul, de 43 años, se presenta como una renovación. Su edad le da capacidad para contactar con la gente joven y las clases medias emergentes que buscan más derechos sociales y desarrollo.
El programa del Partido del Congreso, bajo el lema de “crecimiento incluyente”, se apoya en el apartado social con promesas de vivienda, educación y sanidad para los más necesitados, pero sobre todo reivindica, frente al BJP, la secularidad del país y de la constitución que garantiza los mismos derechos sin diferencias de religión o castas.
Frente a los dos partidos tradicionales que han dirigido el gobierno de la India ha irrumpido con fuerza una nueva formación, el Partido del Hombre Común (Aam Aadmi Party), que tiene como punto principal de su programa la lucha contra la corrupción.
Su líder es Arvind Kejriwal, un carismático activista social que obtuvo un resultado espectacular en las elecciones de Nueva Delhi, desplazando del poder al Partido del Congreso, aunque dimitió a los tres meses.
A parte de estas tres formaciones que se presentan en todo el país, concurren una serie de partidos locales que seguramente serán los responsables, con sus votos, de formar mayoría.
Especialmente importantes son el Samaj Party Bahujan que gobierna en el estado de Uttar Pradesh (aporta 80 escaños al parlamento) o el TMC del estado de Bengala Occidental.
India presume de ser la mayor democracia del mundo y lo demuestra con unas cifras incuestionables. El número de indios convocados a las urnas supera los ochocientos millones, cien millones más que en las anteriores elecciones, que votarán en 930.000 mesas electorales.
Votarán de forma escalonada durante cinco semanas para elegir a los 543 diputados de la cámara baja. Para formar gobierno se necesitan contar con al menos 272 escaños.
El resultado oficial de las elecciones indias no se conocerá hasta el 16 de mayo.