Redacción
17/02/2014
El crecimiento del PIB en el último trimestre de 2013 fue del
1% anualizado, una cifra alejada de las previsiones del 2,8%. A pesar de ello, el periodo de septiembre a diciembre creció un 0,3% respecto al trimestre anterior y por tanto sumó el cuarto trimestres consecutivo de expansión de la economía nipona.
El PIB de Japón ha crecido un 1,6% en términos reales durante el 2013 y es el segundo año consecutivo de expansión, tras décadas de estancamiento.
La ralentización del crecimiento pone en duda una vez más las famosas “Abenomics”, las políticas de estímulos impulsadas por el primer ministro japonés, Shinzo Abe.
El estancamiento de las exportaciones y sobre todo el freno del consumo interno siembra serias dudas sobre la sostenibilidad de la recuperación económica.
Especialmente en un momento en que se debe afrontar una medida histórica que inevitablemente afectará al consumo. En abril Japón aplicará una subida del impuesto al consumo del 5% hasta el 8%. Es la primera subida de impuestos en 17 años obligada por el enorme déficit fiscal del estado.
Japón es la economía desarrollada que acumula mayor deuda pública y para reducirla la subida de impuestos parece inevitable.
La política monetaria aplicada por el gobierno de Abe para devaluar el yen y así hacer más competitivas sus exportaciones parece que tampoco ha sido todo lo efectiva que se esperaba. El yen ha perdido un 18% de su valor frente al dólar, pero las exportaciones no han crecido sustancialmente, en cambio el valor de las importaciones sí que se ha incrementado.
Japón se ha visto obligado a aumentar la compra de energía tras el apagón nuclear provocado por el accidente de Fukushima y el resultado ha sido un déficit comercial récord en 2013, que asciende a 112.000 millones de dólares, un 65,3% más alto que el año anterior.