Redacción
09/01/2014
La inflación china ha crecido un 2,6% en 2013, muy por debajo de las previsiones que se había marcado el gobierno de no superar el 3,5%. El control sobre la inflación da margen al gobierno para impulsar las políticas de apoyo al crecimiento y la reestructuración de la economía.
En
diciembre, el Índice de Precios al Consumo (IPC) de China se ha desacelerado y ha crecido un 2,5%, el nivel más bajo de los últimos siete mese, gracias a la contención del precio de los alimentos.
La austeridad promovida por el gobierno para frenar el derroche de dinero de los funcionarios y de la administración en los habituales banquetes de estas fechas ha tenido un impacto directo en la bajada de los precios de los alimentos, que representan un tercio del IPC.
Financial Times destaca el inhabitual comportamiento de los precios de los alimentos, que ha subido menos en diciembre (un 4,1%), que en noviembre (un 5,9%). La campaña del gobierno para frenar el despilfarro ha arrastrado a las empresas privadas que también están limitando los gastos.
La caída de la demanda ha ajustado los precios de los alimentos y
frenado la inflación. La tendencia se puede acentuar ante las fechas de las tradicionales fiestas del Año Nuevo Chino, donde siempre se realizan numerosos y ostentosos banquetes de empresa.
A principios de diciembre el gobierno chino intensificó su campaña a favor de la austeridad prohibiendo que en los banquetes de los actos oficiales se sirvieran platos exóticos y caros como sopa de aleta de tiburón y nido de pájaro.
El gobierno dirigido por Xi Jinping es muy consciente de la necesidad de luchar contra la corrupción y los excesos dentro de la administración para evitar la crítica social.
El control sobre la inflación permitirá al gobierno impulsar las políticas de crecimiento y el Banco de China tiene margen para inyectar liquidez en el sistema.
Las previsiones para
2014 es que la
inflación se mantenga sobre un crecimiento anual del
3,1%.