“Una vida sencilla”, de Ann Hui

Dolores Rodríguez 18/12/2013 Como su nombre indica estamos ante una sencilla historia contada con delicadeza y honestidad, pero sobre todo huyendo del sentimentalismo.

Andy Lau interpreta a un productor de cine, Roger, que viaja habitualmente por motivos de trabajo desde Hong Kong a la China continental. Vive con la vieja criada de la familia, Ah Ta, interpretada por Deannie Yip, que lleva más de sesenta años con ellos y empieza a tener problemas de salud.

Una embolia la deja con importantes secuelas y ella, orgullosa y sin familia propia, decide “jubilarse” e ingresar en una residencia para no ser una carga. Roger asume que es hora de devolverle todos los años de dedicación y cuidados e intenta ayudarla ocupándose de ella como si fuera su propia familia.

Asistimos a la complicidad, al amor y al respeto que los dos personajes se tienen y cómo afrontan estos últimos años de la vida de Ah Ta. La soberbia interpretación de Andy Lau y, sobre todo, de la premiada actriz Deannie Yip nos hace sentir la realidad de unos sentimientos, que a pesar del contexto asiático, son universales.

Ann Hui también nos hace descender al siniestro negocio de la vejez en Hong Kong, donde el cuidado a la tercera edad es un simple negocio y los ancianos son aparcados en centros sin condiciones. Una dura crítica a los cambios de valores de una sociedad que se ha occidentalizado e individualizado abandonando los principios del confucionismo de respeto a los mayores, para dejar de cuidarlos.

En el microcosmos de esa lúgubre y asfixiante residencia – habitada por excelentes actores secundarios- vemos desfilar todo un mosaico de historias que retratan una sociedad.

La cámara de Ann Hui, siempre con respeto y honestidad, capta a través de simples gestos o silencios todo un abanico de emociones y vivencias.

El filme se puede comparar con el de “Amor” de Michael Haneke, aunque en este caso el amor sea filial. Asistimos al deterioro de la vida de una persona mayor hasta llegar a la muerte, pero en la película de Ann Hui su protagonista no se rebela contra su destino… hay una aceptación de la muerte y de la vida vivida.

Al contrario que el filme de Haneke, “Una vida sencilla” provoca ternura y no dolor.

Ann Hui es una figura destacada de la poderosa industria del cine de Hong Kong y el filme está lleno de guiños a ese mundo que tanto conoce. Asistimos a divertidos trapicheos para conseguir financiación, a extrañas conexiones o a las ridículas promociones de artistas y cantantes durante las fiestas…

Andy Lau se ríe de su personaje de poderosa estrella guaperas y rey de la cartelera protagonizando trepidantes películas de acción y comedias. En esta ocasión deja su smoking para interpretar a un productor de éxito, que huye de lujos, y al que durante todo el filme confunden por su aspecto humilde con todo tipo de obreros.

La impresionante Deannie Yip, premio a la Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine de Venecia, y toda una dama del cine, también se ríe de sí misma. Como personaje asiste fascinada a uno de esos estrenos donde le presentan a actrices como ella.

Ann Hui utiliza un ritmo lento, que podemos calificar de asiático, para hacer equilibrios entre el drama y los toques de comedia, evitando con éxito caer en el sentimentalismo. Demuestra que el cine es capaz de hablar de sí mismo y de todos los temas con un lenguaje universal.