Redacción
28/11/2013
En un mensaje televisado, Yingluck Shinawatra ha aducido que las movilizaciones opositoras están dañando el crédito económico de país.
Al tiempo, la
primera ministra ha asegurado que es partidaria del diálogo, a pesar de que en los últimos días invocó los poderes especiales que le permiten decretar toques de queda y detener a los líderes de las manifestaciones.
Hasta el momento, sin embargo, ninguna de estas medidas se ha aplicado a unos manifestantes que no han recurrido a ningún tipo de violencia.
La oposición ciudadana a Yingluck se ha disparado al intentar la primera ministra aprobar una ley de amnistía que habría permitido a su hermano, el expremier Thaksin Shinawatra, regresar de su exilio autoimpuesto sin tener que rendir cuentas a la justicia de los delitos de corrupción por los que fue condenado.
A pesar de que el partido de Yingluck Pheu Thai vio bloqueado su proyecto de amnistía en el senado, los manifestantes opositores consideran que el gobierno tailandés lo dirige desde el exterior Thaksin Shinawatra.
Con sus políticas populistas, y prácticas irregulares también, el antiguo magnate de las telecomunicaciones consiguió en la primera década de este siglo arrebatar el poder a la clase política tradicional.