Redacción
26/11/2013
La oposición a los Shinawatra llevó a cabo el domingo una gran demostración de fuerza en las calles de Bangkok. Tras la multitudinaria manifestación, miles de opositores se organizaron en distintas marchas hacia los ministerios.
La primera ministra (en la foto) respondía este lunes invocando los poderes especiales por los que autorizaba a sus colaboradores nacionales y locales a tomar medidas de excepción, como decretar toques de queda o establecer controles en las calles.
El detonante de las protestas ha sido la ley de amnistía que se proponía aprobar Yingluck, un texto que de no haber sido bloqueado por el senado tailandés, habría permitido el regreso de Thaksin Shinawatra a Tailandia sin tener que cumplir condena por corrupción.
Thaksin fue apartado del poder por un golpe militar en 2006 y a pesar de que su partido venció en las elecciones de un año después, el exprimer ministro se autoexilió antes de que los tribunales le condenaran por corrupción.
Tras el regreso del partido pro Thaksin al poder en 2010 de la mano de su hermana Yingluck, la oposición, el Partido Demócrata, ha venido denunciando lo que consideran irregularidades presupuestarias.
De hecho, la oposición se propone llevar adelante una moción de censura a pesar de que el partido en el poder, el Pheu Thai de los Shinawatra, dispone de mayoría en el parlamento.
Las manifestaciones ante los puntos neurálgicos del poder han sido en los últimos años la vía de escape de las reclamaciones opositoras por los dos principales bandos que dominan la escena política tailandesa.
En 2008, las camisetas amarillas de los opositores a Thaksin llenaron las
calles de Bangkok y consiguieron provocar la caída del entonces llamado Partido del Poder Popular, que fue disuelto por el Tribunal Constitucional tailandés.
Abhisit Vejjajiva se convirtió en primer ministro. En 2010 fueron las camisas rojas de los partidarios de Thaksin que asediaron al gobierno, que respondió violentamente. Al menos noventa personas murieron tras la intervención de las fuerzas armadas para despejar las calles de Bangkok.
Ahora vuelve a ser la oposición a los Shinawatra la que se manifiesta. Desde el bando hoy en el gobierno se les acusa de representar las élites políticas cercanas a la monarquía que no quieren una democracia real para Tailandia.
Ante ello, el clan liderado por Thaksin ha jugado la carta del populismo lo que ha contrapuesto a las clases trabajadoras y los campesinos a las élites urbanas.
De hecho, una de las medidas controvertidas del gobierno Yingluck, que ahora denuncia la oposición, es la compra masiva de arroz por parte del estado a los campesinos tailandeses por encima del precio de mercado, una medida muy popular que, sin embargo, ha perjudicado la competitividad del sector frente al vecino Vietnam y la India, que han superado a Tailandia como mayores productores mundiales.