Redacción
22/11/2013
Objetivo tangible, por ejemplo, es la voluntad de incrementar los intercambios comerciales entre la UE y China hasta el billón de dólares en 2020, respecto a los 580.000 millones del año pasado.
A esta meta puede ayudar fácilmente el hecho de que China, por su propio crecimiento, vaya a constituirse previsiblemente en la primera economía mundial precisamente para esa fecha redonda de 2020.
En consecuencia, los intercambios comerciales inevitablemente se incrementarán.
Pero más importante si cabe que la fácilmente imaginable potenciación de la relación comercial bilateral es la intención de ambos polos económicos de negociar un tratado para regular las inversiones.
De esta forma la Unión Europea persigue mayor seguridad para sus empresas que se lanzan a la aventura china y que a menudo tienen que replegarse por las dificultades sobre el terreno, en particular por la ausencia de respeto por la propiedad intelectual o los problemas de entendimiento con los socios chinos.
Pero al tiempo, y a pesar de estos contratiempos, la Unión Europea ve en el desarrollo chino un gran motor económico en el que invertir sobre seguro,
El protocolo para la negociación de un tratado bilateral sobre inversión se firmaba este jueves en la capital china en presencia del presidente permanente, Herman Van Rompuy y el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso.
El propio primer ministro chino,
Li Keqiang, afirmaba que el conjunto de acuerdos firmados representan un escenario sin precedentes en la de cooperación económica entre China y la Unión Europea.
Uno de los apartados específicos en el que la economía europea está más interesada respecto a China es el proceso de urbanización que el gigante asiático se propone llevar a cabo en la próxima década.
La presencia del primer ministro Li Keqiang en el Foro Euro-chino sobre Urbanización celebrado en Pekín este jueves demuestra el interés recíproco que alberga China.
Dicho por el mismo, Li afirmó en el Foro el deseo de la República Popular de aprender de los modelos urbanísticos europeos para el futuro de las ciudades chinas.
Asediadas por el reto medioambiental, las autoridades chinas tienen como prioridad el desarrollo de ciudades sostenibles en un país de altísimas densidades demográficas.
Estas necesidades chinas ofrecen grandes oportunidades de negocio a las empresas europeas pioneras en sectores como la gestión de residuos, la energía renovable, el tratamiento de aguas, mobiliario urbano, materiales de construcción tecnológicamente avanzados, por poner solamente algunos ejemplos.