Redacción
18/10/2013
Contradiciendo el optimismo del primer ministro, TEPCO ha anunciado hoy jueves que se ha detectado un marcado aumento de la radioactividad cerca de unos de los tanques de almacenamiento que indica que se ha producido una nueva fuga de agua contaminada.
Según la cadena de televisión nipona
NHK se han detectado 400.000 becquerelios por litro de estroncio y otras sustancias radiactivas emisoras de rayos beta. Se trata de un nivel 6.500 veces superior al registrado el día anterior.
La nueva fuga se ha localizado cerca del mismo tanque que este verano vertió unas mil toneladas de agua contaminada al Pacífico que al menos contendrían unas 300 toneladas de partículas radioactivas.
TEPCO ha asegurado que trabajará para eliminar la tierra contaminada alrededor del tanque y seguirá controlando los niveles de radiactividad del agua desde el pozo de observación habilitado para la labor.
El anuncio de TEPCO contrasta con la confianza expresada ayer por el primer ministro. Aunque Abe no negó que existieran filtraciones de agua contaminada, si que insistió en que estaban bajo control y afectaban sólo un área limitada del interior del puerto de la central de Fukushima Daiichi.
A raíz de que en agosto el ministerio de Economía informara de los vertidos de agua radiactiva al mar, Shinzo Abe se comprometió a que el gobierno controlaría la gestión de la seguridad de la central de Fukushima.
La labor de la compañía eléctrica TEPCO ha estado muy cuestionada no sólo durante la gestión del accidente nuclear ocurrido a causa del terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo de 2011, sino también durante todo el proceso posterior.
Además de los vertidos reconocido por el gobierno el pasado 8 de agosto, se han producido errores humanos que han provocado nuevas filtraciones de agua contaminada.
Por si fuera poco un informe del Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de la Radiación ha advertido que los criterios utilizados en Japón por empresas y administración para medir la radiación son inferiores a los suyos y por tanto el nivel global de radiaciones a que se vieron sometidos los trabajadores de la central puede ser un 20% superior a lo estimado.