Redacción
21/10/2013
Lejos de solucionarse los problemas en la central nuclear de Fukushima Daiichi parece que se multiplican y persisten las fugas de partículas radioactivas. La semana pasada y a pesar de los intentos del gobierno japonés para tranquilizar a la población, se confirmaron nuevas filtraciones de agua contaminada y este domingo han vuelto a saltar las alarmas ante nuevos vertidos.
TEPCO, la operadora de la central nuclear de Fukushima Daiichi, ha informado que
once barreras de protección en los tanques donde se almacena agua radioactiva utilizada para enfrían los reactores, se han desbordado y se han producido nuevos vertidos de agua contaminada que probablemente ha llegado al Océano Pacífico.
De las 11 barreras, en 6 se detectó agua con un nivel de radiación que excedía los 10 becquerelios por litro, el considerado seguro por la administración nipona. El nivel más alto detectado fue 71 veces superior al considerado seguro.
Las fuertes lluvias registradas en la región de la central de Fukushima el domingo por la tarde provocaron el desbordamiento de las barreras de protección que tienen una altura de 30 centímetros. Se acumuló al menos 20 centímetros de agua de lluvia en muy poco tiempo.
Ante la intensidad de las lluvias, los trabajadores no consiguieron achicar el agua y se desbordaron las protecciones.
La central de Fukushima se había preparado para sufrir los efectos del paso del tifón Wipha que la semana pasada dejó 27 víctimas mortales a su paso por Japón, pero la intensidad de la lluvia de ayer domingo no fue lo suficientemente prevista en el plan de emergencias.
El nuevo vertido se suma a una serie de errores técnicos y humanos que se suceden desde el mes agosto y que disparan los temores sobre la seguridad en la zona.
El 8 de agosto el ministerio de Economía confirmó el filtrado de mil toneladas de agua contaminada con al menos unas trescientas toneladas de sustancias altamente radioactivas al Pacífico. Además se han cometido errores humanos y las fugas de agua radioactiva no cesan.
La exposición de los trabajadores de la planta a las emisiones de partículas radiactivas es una de las principales preocupaciones. Cerca de 3.500 operarios trabajan en la planta para intentar desmantelar la central nuclear dañada por el terremoto y posterior tsunami que se produjo el 11 de marzo de 2011.
Además, un informe del Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de la Radiación ha advertido que los criterios utilizados en Japón por empresas y administración para medir la radiación son inferiores a los suyos y por tanto el nivel global de radiaciones a los que se han visto sometidos los trabajadores de la central, sobre todo en los primeros días del accidente, puede ser un 20% superior a lo estimado.