Redacción
09/10/2013
Bo Xilai se ha declarado inocente durante todo el proceso judicial y anunció que apelaría la sentencia al ser condenado por el tribunal provincial de Jinan, en la provincia de Shandong.
Ahora la Corte Suprema de Shandong ha anunciado, a través de su página web, que
escuchará la apelación.
Las posibilidades de que se revise el caso y la sentencia contra Bo Xilai son prácticamente nulas ya que la justicia en China no es independiente ni profesional y está sujeta a las directrices del Partido Comunista.
Sin embargo, parece que el gobierno chino intenta dar legitimidad a todo el proceso judicial y evitar las acusaciones de persecución política, aunque es muy probable que la apelación no se oiga en audiencia pública para evitar dar más publicidad al caso.
Bo Xilai aseguró en una carta enviada a su familia y publicada en los medios de Hong Kong que que esperará “silenciosamente en prisión” y que un día su nombre será limpiado.
A pesar de su declaración de inocencia, la sentencia considera probados los cargos contra Bo Xilai y lo ha condenado a cadena perpetua por aceptar sobornos, a quince años por malversación de fondos y a siete por abuso de poder. La sentencia también le retira todos sus derechos políticos y le confisca los bienes.
Bo Xilai era una estrella ascendente de la política china, hasta que cayó en desgracia en lo que se ha descrito como la mayor crisis política dentro del Partido Comunista de China (PCCh) de las últimas décadas.
Fue secretario del Partido Comunista en Chongqing y miembro del Comité Central hasta que estalló un rocambolesco escándalo cuando su principal colaborador y jefe de policía de Chengdu, Wang Lijun, se refugia en la embajada norteamericana y denuncia presiones para encubrir el asesinato de un empresario británico a manos de la mujer de Bo Xilai, Gu Kailai.
Finalmente Gu ha sido condenada a muerte por el asesinato del empresario británico, que era socio en los negocios familiares, y Wang sentenciado a 15 años por intento de encubrimiento.
Y a Bo Xilai se le ha considerado responsable de abusar de su cargo para encubrir el crimen de su esposa, además de los otros delitos económicos.
La caída de Bo y su posterior juicio se enmarca en una encarnizada lucha de poder y equilibrios en el seno del PCCh, justo cuando se ha producido el relevo en la cúpula del gobierno chino.
Bo Xilai era un político muy populista que reivindicaba los valores del maoísmo y representaba a la corriente izquierdista dentro del partido que defendía un mayor control del estado sobre la economía, frente a los que como el nuevo presidente, Xi Jinping, apuestan por profundizar en las reformas y la liberalización.
Bo Xilai ha denunciado que ha sufrido una autentica persecución política.