Redacción
23/09/2013
Usagi, que significa conejo en japonés, es el tifón más fuerte de 2013. Ha llegado a alcanzar más de 200 kilómetros por hora dejando un rastro de destrucción y tras tres días ha ido perdiendo fuerza y se ha convertido en tormenta tropical con vientos de hasta 60 kilómetros por hora.
En China, a pesar de las alertas, al menos se han registrado 25 muertos, la mayoría ahogados o a causa de los desprendimientos. El ejército se ha desplegado para ayudar a la población ya que cerca de 80.000 residentes de la costa de Fujian han tenido que ser evacuados. En la provincia de Guandong, al sur del país, ayer se suspendió el servicio de trenes de alta velocidad y en la central nuclear de Daya Bay se redujo la operatividad.
Las autoridades chinas calculan que las pérdidas económicas ascienden a 3,24 millones de dólares. Más de siete mil viviendas han sido destruidas.
En Hong Kong, que se había preparado para sufrir el peor tifón de las últimas tres décadas, los daños materiales han sido mínimos, pero el transporte se ha visto paralizado. El aeropuerto de Hong Kong, un hub de comunicaciones para todo el Sudeste Asiático, fue cerrado el domingo y aunque hoy lunes ha reabierto las pistas sufre graves retrasos y no se espera que regrese a la normalidad hasta el martes o miércoles.
El puerto, uno de los de más tráfico del mundo, también ha sido cerrado. Hoy lunes, a pesar que la parte más virulenta del ciclón ya ha pasado, los colegios han suspendido las clases y la bolsa también ha cerrado.
En Filipinas el Usagi, rebautizado como “Odette” ha provocado graves inundaciones y miles de desplazados, especialmente en la región del estrecho de Luzón. En algunas regiones se ha declarado el estado de catástrofe.
El paso del Usagi por Taiwán, con lluvias torrenciales y fuertes vientos, afectó al sur del país, especialmente el sábado 21.
El transporte quedó interrumpido al igual que el suministro de electricidad y se registraron ráfagas de viento de hasta 227 kilómetros por hora.
Ha sido el segundo tifón más fuerte que ha llegado a las costas taiwanesas en los últimos 20 años. Ha dañado infraestructuras, pero sobre todo ha provocado fuertes pérdidas en la agricultura.
Los tifones son habituales en el Sudeste Asiático durante el verano