Redacción
22/09/2013
La sentencia considera probado que Bo Xilai aceptó sobornos por valor de 3,3 millones de dólares y utilizó indebidamente su cargo para beneficio propio dañando los intereses del país y del pueblo.
Bo ha sido condenado a
cadena perpetua por los cargos de soborno, a quince años por malversación y a siente por abuso de poder. La sentencia también le retira todos sus derechos políticos y le confisca los bienes.
Bo Xilai siempre ha mantenido su inocencia. Ahora dispone de diez días para apelar, pero es muy difícil que la sentencia sea modificada.
El tribunal de Jinan, en la provincia de Shandong, ha anunciado el veredicto en la mañana del domingo 22 de septiembre tal como había anunciado y pone fin así a uno de los escándalos políticos que más ha socavado recientemente la estabilidad del Partido Comunista Chino (PCCh).
Bo Xilai, antiguo secretario del Partido Comunista en Chongqing y miembro del Comité Central, era uno de los políticos más carismáticos y con más proyección del partido. Su caída y posterior juicio se enmarca en una encarnizada lucha de poder y equilibrios en el seno del PCCh.
Bo Xilai representaba a la corriente izquierdista, que reivindicaba los valores del maoísmo y un mayor control estatal de la economía frente a las facciones encarnadas por Xi Jinping que defienden seguir avanzando en las reformas y la liberalización.
Primero el escándalo y después el juicio han desatado la atención mediática de todo el país ya que ha tenido todos los ingredientes de una novela negra, sexo, dinero, poder y asesinato.
El caso estalló en vísperas de la transición política que ha vivido China en el último año y donde Xi Jinping y Li Keqiang han tomado el relevo en la dirección del país.
La rocambolesca historia empieza en febrero de 2012 cuando el exjefe de policía de Chengdu y mano derecha de Bo Xilai, Wang Lijun, se refugia en la embajada norteamericana y denuncia presiones para encubrir el asesinato de un empresario británico a manos de la mujer de Bo Xilai.
El empresario era un socio en los negocios familiares de Bo y su mujer. El escándalo, con el añadido de incidente diplomático, desencadenó la investigación.
Wang ha sido condenado a 15 años de prisión y la esposa de Bo Xilai a la pena de muerte, en suspenso, que normalmente se traduce en una cadena perpetua.
El gobierno chino ha intentado ser ejemplar con el caso Bo Xilai y mostrar que se está luchando contra la corrupción.
A pesar del control que el gobierno chino ejerce sobre los medios de comunicación y las redes sociales se ha permitido que el caso sea seguido exhaustivamente, para los estándares chinos, en un intento, al menos, de simular transparencia.
Los blogs y redes sociales chinas han comentado profusamente el caso e incluso las autoridades chinas han permitido que se publicaran las transcripciones parciales del juicio.
La sentencia se ha anunciado en el microblog del tribunal en la cuenta de
Weibo.