Redacción
18/08/2013
La jornada del viernes 16 de agosto ha demostrado claramente que las medidas del gobierno para salvar la rupia, frenar la huida de la inversión extranjera y reactivar la economía están fracasando.
La moneda india cayó a un
mínimo histórico frente al dólar: 62,03 rupias por dólar estadounidense. La depreciación de la moneda arrastró la bolsa y el índice Sensex cayó casi un 4%, en la peor jornada desde 2011.
Los
inversores extranjeros abandonan el mercado indio. Según los datos oficiales en las últimas dos semanas han retirado 962 millones de dólares y desde principios de junio se han retirado unos 11.580 mil millones en acciones.
Una moneda débil puede disparar la inflación, uno de los graves problemas de la economía india. Las importaciones de petróleo, materias primas y algunos productos alimentarios se encarecen con una divisa depreciada y repercute directamente en los precios de productos de primera necesidad.
El gobierno anunció la semana pasada un paquete de medidas para fortalecer su moneda y evitar la depreciación, entre ellas la de imponer límites a las inversiones en el exterior de empresas y particulares para reducir la fuga de capitales.
También se aprobó un aumento de tasas para la importación de oro. India es el principal comprador de oro del mundo ya que sus ciudadanos lo consideran un valor seguro, en el mes de mayo se duplicó la importación de oro ante la caída de valor de la rupia.
A pesar de los esfuerzos del gobierno indio por apuntalar su moneda otros factores juegan en su contra.
El anuncio de la Reserva Federal estadounidense (FED) de una retirada progresiva de su plan de estímulo monetario de compra de bonos, que había provocado un éxodo de fondos hacia los mercados emergentes buscando rentabilidad más alta, seguramente supondrá el regreso de los inversores y la reducción de la inversión en la India.
Los inversores parece que cada vez confían menos en la recuperación de la economía india ante la lentitud de las reformas económicas y las dificultades para aplicarlas. A menos de un año de las elecciones es difícil que el gobierno de Singh tenga mucha capacidad y voluntad de actuar para implementar reformas que son muy contestadas en las calles y paralizadas en el parlamento.