Redacción
18/08/2013
Volcán Taal en Filipinas
Una excursión hasta la montaña
Tagaytay a tan sólo una hora de la capital, Manila, nos descubrirá uno de los paisajes más espectaculares de Filipinas, Desde su cumbre tendremos una magnifica vista del lago
Taal, uno de los más grandes del archipiélago, en su centro emerge el cono del volcán Taal, con un lago de aguas sulfurosas en su cráter y del que emerge otro volcán conocido como la
isla de Vulcano, que a su vez contiene otro lago. Se puede coger una barca para visitar la isla.
Parque Nacional de Hallasan, en Corea del Sur
Situado en el centro de la isla Jeju-do, al sur de la península de Corea, el Parque toma el nombre del
volcán Hallasan, la montaña más alta de Corea del Sur, también conocida como Yeongjusan, que se traduce por "suficientemente alto para tirar de la galaxia". El origen volcánico de la isla y el pronunciado desnivel propicia encontrar desde climas cálidos a fríos extremos en las cumbres y ha permitido el desarrollo de un ecosistema particular donde se puede encontrar 1.800 especies de plantas y cerca de 4.000 de animales. Es el principal destino turístico de Corea del Sur.
El Bromo, uno de los volcanes más activos de Indonesia
El Parque Nacional de
Bromo Tengger Semeru es uno de los paisajes volcánicos más espectaculares de Indonesia. Situado en el sureste de la isla de Java, forma un área de 17 kilómetros con numerosos volcanes. En la cumbre de la caldera del Tengger, destaca el Monte Bromo. Es el volcán más joven y más activo; ha entrado en erupción en 50 ocasiones desde 1775. Ascender de madrugada al
Monte Bromo (2.300 m. sobre el nivel del mar), atravesando un mar de bruma que se va abriendo durante la ascensión para ver amanecer desde la cumbre, se puede considerar todo un lujo asiático.
El Monte Fuji, Patrimonio de la Humanidad
Uno de los símbolos más característicos de Japón, el
Monte Fuji, ha sido incorporado esta año a la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Este volcán con forma de cono casi perfecto es la montaña más alta de Japón (3.776 metros de altura). Su silueta se puede ver desde Tokio en días claros a pesar de estar a unos cien kilómetros de distancia. La última vez que entró en erupción fue hace 300 años y hoy en día se considera extinguido. Según la tradición al menos se ha de subir hasta su cima una vez en la vida. La mejor época es en verano, cuando la cumbre no está nevada, y la montaña atrae a muchos visitantes. La ascensión dura unas ocho o nueve horas a pie, pero existen todo tipo de ofertas de excursiones. Algunas incluyen hacer noche en un alojamiento o paseos en barco por el lago. También se puede ascender en teleférico.