Redacción
22/07/2013
Es la primera vez en los últimos seis años que el partido el gobierno controla las dos cámaras y por lo tanto podrá legislar sin ningún veto a sus medidas. En Japón, el Senado funciona como una segunda cámara y tiene la potestad de vetar las iniciativas aprobadas por el gobierno y refrendadas en el Parlamento o Cámara Baja.
La
victoria de Shinzo Abe le da libertad total para seguir adelante con su política conservadora y con su ideario de reformas para reactivar la economía. En sus primeras declaraciones a los medios de comunicación Abe ha subrayado que la victoria demuestra el abrumador deseo de la gente por una mejora de la economía y por una política sólida y estable.
Según los
resultados preliminares, el Partido Demócrata Liberal, que se presentaba junto a su socio Nuevo Komeito, obtiene 76 escaños de los 121 que estaban en juego en estas elecciones en que se renovaba a la mitad del Senado compuesto por 242 escaños. Abe consigue una mayoría amplia al sumar los nuevos escaños a los 50 con los que ya contaba.
Mientras que el Partido Demócrata de Japón ha obtenido 17 escaños, el peor resultado de los últimos quince años.
La agresiva política de estimulo de Shinzo Abe conocida como “Abenomics” ha conseguido una fuerte aceptación social. La ingente cantidad de inyección de dinero público e inversiones ha conseguido que la economía crezca un 4%. Abe, con la ayuda del Banco de Japón, aspira a dejar atrás en 2014 la endémica deflación que vive Japón desde hace casi dos décadas y que paraliza su economía.
Sin embargo, quedan por hacer difíciles cambios estructurales en la economía nipona como la subida de impuestos o reducir las barreras comerciales para liberalizar el mercado.
El control político de las dos cámaras da al gobierno de Shinzo Abe libertad para aplicar las reformas, algunas como la subida del IVA serán muy impopulares, sobre todo mientras se pretende bajar los impuestos a las empresas.
La apuesta por la reapertura de las centrales nucleares es otra de las reivindicaciones de Shinzo Abe que no gozan de aceptación entre una población todavía afectada por el desastre nuclear de Fukushima.
También se teme que Abe, gracias al control de las dos cámaras, pueda agudizar su agenda nacionalista e intentar modificar la constitución pacifista para dotar al país de un ejército convencional, con capacidad para actuar fuera del territorio, en contraposición de las actuales Fuerzas de Autodefensa.