Redacción
08/07/2013
Liu Zhijun, de 60 años, es el funcionario de más alto nivel condenado desde que Xi Jinping fue nombrado presidente en marzo y se comprometió a luchar contra la corrupción en el seno del partido y de la administración de China.
Un tribunal de Pekín ha sentenciado que Liu Zhijun es culpable de aceptar sobornos por valor de 10 millones de dólares entre 1986 y 2011 y de utilizar su cargo para ayudar a al menos once empresarios amigos a conseguir contratos.
Además de la
pena de muerte, el tribunal lo ha condenado a diez años de cárcel por abuso de poder, lo ha inhabilitado de por vida de sus derechos políticos y ha decretado la confiscación de sus bienes.
No se espera que China ejecute al exministro, ya que normalmente cuando la pena de muerte es suspendida durante dos años y el preso demuestra buena conducta en la cárcel, la sentencia acaba conmutada por cadena perpetua.
Liu Zhijun fue expulsado del Partido Comunista el pasado mayo cuando se presentaron los cargos y las pruebas de soborno en el juicio.
Pero antes de su caída en desgracia Liu Zhijun fue considerado el padre de la red de alta velocidad en China.
Al frente del ministerio del Ferrocarril desde 2003, Liu desarrolló un agresivo programa de inversiones para dotar a China de una gran red ferroviaria de alta velocidad, la más grande del mundo, con una millonaria inversión.
Un grave accidente en 2011 en la ciudad de Wenzhou (provincia de Zhejiang) en el que murieron 40 personas, marcó su declive.
La opinión pública mostró su malestar por la falta de seguridad con graves protesta. Las acusaciones, que hasta entonces eran un secreto a voces de malversación de fondos y corrupción, estallaron en forma de manifestaciones y presión social.
Se acusó a Liu de ser el responsable de primar la rápida expansión de la red de alta velocidad a costa de la seguridad de la construcción y de desviar dinero para sobornos a costa de la calidad de las obras de infraestructura.
Dos auditorías encargadas por el gobierno en 2010 y 2013 demostraron la evidencia del fraude y la contabilidad irregular del ministerio.
El pasado marzo, tras el cambio de poder en la cúpula china, el gobierno anunció la desaparición del ministerio del Ferrocarril para evitar burocracia y fomentar la eficacia. Sus competencias pasaron a formar parte del Ministerio de Transportes y se creó una corporación para explotar comercialmente el servicio con la venta de billetes.