Redacción
25/07/2013
Bo Xilai, exsecretario del Partido Comunista de Chongqing y una estrella en ascenso en la política china, fue expulsado del PCCh a finales de octubre del año pasado tras protagonizar un escándalo que sacudió los cimientos del partido y en el que se mezclaban los mejores ingredientes de las novelas negras: sexo, dinero y poder.
En febrero de 2012 el jefe de la Policía de Chongqing, Wang Lijun, hasta entonces fiel colaborador de Bo Xilai, pidió asilo en el consulado norteamericano de Chengdu y denunció que la esposa de Bo había asesinado a un empresario británico, Neil Heywood, que era socio de la familia en varios negocios.
La mujer de Bo Xilai fue condenada a muerte, en suspenso, y Wan Lijun a 15 años de prisión por abuso de poder, cobrar sobornos y deserción.
Mientras que Bo Xilai fue acusado de abuso de poder, cobrar sobornos y mantener relaciones inapropiadas con numerosas mujeres. Detrás de lo que se podría calificar de “sórdida historia”, se encuentra una encarnizada lucha de poder y equilibrios en el seno del PCCh.
Ahora, tras el cambio de liderazgo en el gobierno de China y el traspaso de poder de la cuarta a la quinta generación de dirigentes, en un tribunal de Jinan, provincia de Shandong, la fiscalía presenta los cargos contra Bo Xilai.
Aunque no se ha especificado la fecha, se espera que el juicio se inicie en unas semanas y se celebrará a puerta cerrada, sin público ni presencia de los medios de comunicación.
La agencia oficial de noticias china
Xinhua recoge que Bo Xilai está acusado de aceptar sobornos, malversación de fondos públicos y abuso de poder. El escrito de la fiscalía denuncia que Bo se aprovechó de su cargo de funcionario para obtener beneficios personales y aceptó sobornos en forma de grandes cantidades de dinero y otros bienes. También se le acusa de malversar dinero público y abuso de poder perjudicando los intereses del estado.
Si es declarado culpable, cosa que es altamente probable, seguramente será condenado a cadena perpetua o a la pena de muerte conmutable por la cadena perpetua, como su mujer.
El juicio contra Bo Xilai, uno de los “príncipes” del PCCh destinado a liderarlo, puede ser utilizado como una nueva demostración del compromiso del presidente Xi Jinping en la lucha contra la corrupción, especialmente dentro del Partido Comunista.