Redacción
12/06/2013
Las divergencias entre los dos países sobre la composición de las delegaciones han llevado a la suspensión de las reuniones que se debían celebrar hoy 12 de junio. Además, el Ministerio de Reunificación de Corea del Sur ha informado que Corea del Norte
no ha respondido a dos llamadas telefónicas de rutina que se establecen a través de la línea de comunicación de la Cruz Roja en la zona fronteriza de Panmunjom.
Pyongyang vuelve a la casilla de salida y una vez más aplica el juego que mejor conoce el de dar un paso adelante y dos hacia atrás, alargando un proceso negociador para que en el juego de tensar y destensar las relaciones acumule una cierta ventaja o posición de fuerza.
Sin embargo, en este caso la parálisis del parque industrial de Kaesong, con sus más de 53.000 trabajadores norcoreanos empleados por empresas surcoreanas, puede que sea un reto demasiado grande para la frágil economía del régimen de Pyongyang.
Aunque lo han intentado, Corea del Sur se niega a permitir una negociación bilateral entre sus empresarios y las autoridades norcoreanas para reabrir la zona industrial.
Seúl exige unas negociaciones políticas entre los dos gobiernos y la reunión prevista para hoy tenía carácter histórico ya que era la primera de carácter ministerial que se iba a celebrar desde 2007 con una agenda amplia que incluía la cooperación económica, la restauración de una línea de comunicación política y temas humanitarios como la reanudación de los encuentros de familias separadas desde la Guerra de Corea.
El primer ministro surcoreano, Chung Hong-won, ha asegurado que su gobierno exige sinceridad a Corea del Norte y que ya no está dispuesto a realizar “concesiones infinitas”.
Corea del Norte ha sido el impulsor de estas negociaciones y parece que ahora de nuevo da un paso atrás por la falta de consenso por el rango de los jefes de las delegaciones.
Pyongyang tensó las relaciones con sus vecinos y la comunidad internacional al reaccionar a las sanciones impuestas por Naciones Unidas tras su prueba nuclear con amenazas militares contra Corea del Sur y su principal aliado Estados Unidos, además de cortar las comunicaciones con Seúl, incluido el acceso al parque industrial de Kaesong. También anunció que daba por rescindidos de forma unilateral los acuerdos de no agresión firmados con Corea del Sur desde el final de la guerra, incluido el armisticio de 1953.
En la
prensa surcoreana se interpreta la nueva marcha atrás de Pyongyang ante las negociaciones por la falta de expectativas de conseguir resultados a corto plazo. Seúl ya había enviado señales de que no otorgaría concesiones o ayuda económica simplemente por sentarse a negociar. También se especula que el interés de Pyongyang por mostrarse dispuesto a dialogar se debía a la cumbre entre Obama y Xi Jinpin y una vez pasada esta, el deseo de mostrarse conciliador se ha desvaído.