Redacción
05/06/2013
En su primer discurso ante el parlamento de Pakistán, Sharif ha querido poner el foco de atención sobre un tema que afecta directamente a las relaciones con Estados Unidos. El primer ministro ha exigido que se respete la soberanía de Pakistán al igual que ellos respetan las de otros países y Washington acabe con los ataques de aviones no tripulados, conocidos como drones, en su territorio.
Los ataques norteamericanos con aviones no tripulados en las zonas tribales de Pakistán, donde se refugian talibanes afganos, han provocado centenares de muertos civiles y el aumento del sentimiento antiamericano de la población.
El nuevo primer ministro también ha asegurado que sus principales prioridades son la lucha contra la corrupción y la reactivación de la economía. Para ello ha hecho un llamamiento a la unidad nacional afirmando que ha llegado el tiempo de la política de principios y no de poder.
El nombramiento de Sharif ha sido respaldado por 244 votos de los 342 escaños que forman la Asamblea Nacional. Además de los votos de su partido, Sharif ha contado con el apoyo de algunos diputados independientes.
Tras ser
investido en el parlamento Sharif ha jurado el cargo en la residencia del presidente, Asif Zardari, en presencia de representantes militares, de la administración del estado y del cuerpo diplomático.
El líder de la Liga Musulmana, Nawaz Sharif, llega a la presidencia del gobierno con una cómoda mayoría que le permite gobernar en solitario y sobre todo con la legitimidad de las urnas. Pakistán ha vivido su primer cambio de gobierno, no traumático, como resultado de la convocatoria de elecciones tras agotarse, por primera vez en su reciente historia como país independiente, la legislatura anterior también salida de las urnas.
La reducción del desempleo, acabar con los cortes de energía y la inversión en infraestructuras son prioridades para el nuevo primer ministro que se ha comprometido a unir con un tren de alta velocidad Peshawar con la capital económica Karachi, en la costa.
Los principales retos de Sharif son conseguir reactivar la economía y salir de la situación prácticamente de “estado fallido”, además de acabar con la violencia de la insurgencia talibana contagiada por el conflicto afgano.
La porosa frontera entre Afganistán y las zonas tribales de Pakistán ha extendido el conflicto.
Hasta el momento Sharif se ha mostrado dispuesto a dialogar con los talibanes moderados de las áreas tribales, en contra de las recomendaciones del ejército y sobre todo de Estados Unidos de combatirlos.
Nawaz Sharif, de 63 años, inició su carrera política en 1981 en la provincia de Punjab. En 1990 fue elegido por primera vez primer ministro, pero su gobierno fue destituido por el presidente, Ghullam Ishaq Khan. El Tribunal Supremo lo restituyó en el cargo, pero la presión de los militares le obligó a dimitir en 1993.
En 1997 fue elegido por segunda vez primer ministro, pero un golpe militar incruento dirigido por el general Pervez Musharraf lo apartó del cargo en octubre de 1999. Fue juzgado y condenado a cadena perpetua, pero finalmente se le permitió que saliera del país.
Estuvo en el exilio entre el año 2000 y el 2007. A su regreso jugó un importante papel para que Musharraf abandonara el poder y regresara, también del exilio, la líder del Partido Popular de Pakistán (PPP), Benazir Bhutto, asesinada durante la campaña electoral.
Formó parte del gobierno del viudo de Bhutto, Asif Ali Zardari, pero las desavenencias le llevaron a la oposición.