Simona Gibauskaite
27/05/2013
Las sociedades agrarias de Asia Oriental enfatizaban el papel de la familia como la institución social básica, puesto que regulaba el trabajo productivo y reproductivo, además de ser transmisora de principios morales que garantizaban la convivencia pacífica de los miembros.
Las enseñanzas de Confucio anteponen el orden, la jerarquía y la armonía social al egoísmo individual, es decir, la persona queda sometida al estricto sistema de leyes, obligaciones y rituales.
Las relaciones sociales se basan en los criterios de edad, sexo y generación: en el ámbito político, los gobernados rinden su máxima lealtad al gobernador, mientras, en la familia, los hijos obedecen al padre, los hermanos menores a los hermanos menores y, por último, la esposa asiste al marido. En las distintas etapas de su vida, la mujer siempre se encuentra bajo la autoridad masculina. De joven, debe obedecer a su padre, al casarse, al marido, y finalmente, al quedar viuda, a su hijo.
Ahora bien, más que la causa de la discriminación institucionalizada hacia las mujeres, la propia doctrina confuciana es más bien el producto de una sociedad patriarcal que refleja la mentalidad y las tendencias sociopolíticas de la época.
Por otra parte, la doctrina otorga gran valor a las madres y abuelas, como, por ejemplo, la madre del pensador Mencio, quien decidió mudarse de casa tres veces hasta que encontró el mejor entorno educativo para su hijo.
De esta manera, una madre virtuosa proporciona a sus hijos los medios necesarios para que éstos se conviertan en hombres ilustrados y sabios, con gran sentimiento de responsabilidad y ética personal. A pesar de cierto prestigio del que podían gozar las mujeres mayores de la familia, existían dos mundos totalmente opuestos para ambos géneros. Mientras el hombre se ocupaba de los asuntos políticos y sociales, las tareas domésticas y el trabajo reproductivo recaía sobre la mujer. La clara división del trabajo y los prejuicios acerca de la inferioridad femenina prevalecen incluso en las sociedades modernas de Asia Oriental.
Con respecto a las minorías sexuales, el confucianismo en ningún momento critica la homosexualidad (siempre nos referimos a la homosexualidad masculina puesto que la sexualidad femenina se limita a la reproducción), más bien, los hombres pueden tener relaciones con las personas del mismo sexo siempre y cuando cumplan con las obligaciones familiares.
La llegada de las ideas de la Ilustración y el cristianismo introducen visiones y actitudes homófobas. Igual que el papel de la mujer, el colectivo LGBT se verá afectado por los cambios ideológicos. Por ejemplo, durante el maoísmo la homosexualidad era percibida como un fenómeno “burgués”, importado desde el Occidente, mientras que en Corea, bajo la fuerte influencia cristiana, las personas gays son tachadas de “enfermos” o “inmorales”.
En los tres estudios siguientes, se analiza la situación de género en la
República Popular China,
Japón y
Corea del Sur con el fin de identificar los principales factores que intervienen en la articulación e implementación de las políticas de género, además de repasar brevemente la actualidad de los países examinados.
Género en China
Género en Japón
Género en Corea del Sur
FORO ECONÓMICO MUNDIAL: ÍNDICE DE DISPARIDAD ENTRE GÉNEROS
Ver tabla