Redacción
01/06/2013
Los impulsores de esta asociación, con amplia experiencia de trabajo en Sri Lanka, han puesto en marcha un proyecto de ayuda focalizado en el refuerzo de la educación de niños y jóvenes, así como de formadores locales con el objetivo de potenciar las capacidades educativas en la comunidad.
Mayaliya inicia su andadura con un proyecto muy concreto para ofrecer estudios de inglés e informática en Ambuwakka, una aldea situada en el distrito de Kegalle.
El estudio de estas materias, a las que ahora no tienen acceso los niños del lugar, puede mejorar sustancialmente sus expectativas para llegar a la universidad o para encontrar empleo, lo que en el futuro revertirá en el desarrollo de toda la comunidad.
La Asociación construye un equipamiento, que dotará de material y profesorado, desde el que implementar la enseñanza de inglés e informática fuera del sistema educativo reglado para no interferir en éste, para que el centro sirva a toda la comunidad y especialmente también a la formación de los maestros.
A la hora de elegir el lugar, el equipo de Mayaliya ha tenido muy en cuenta que para su viabilidad necesitaba trabajar con la comunidad. Ambuwakka es una aldea rural, de unos 800 habitantes, donde los niños están escolarizados y el entorno familiar puede apreciar la importancia de la educación de grado medio para el futuro de sus hijos.
Además, se cuenta con el apoyo de los formadores locales que son imprescindibles para que el proyecto sea sostenible en el tiempo y pueda llegar a funcionar de forma autónoma.
Sistema educativo en Sri Lanka
La educación pública en Sri Lanka es gratuita, pero los recursos son muy limitados, sobre todo en las zonas rurales, donde hay pocos maestros y escasez de material. La escuela sólo es obligatoria hasta los 13 años y el acceso a la universidad muy restringido ya que sólo hay plazas para el 8% de los jóvenes de una isla densamente poblada.
El gobierno sólo dedica el 1% del PIB a educación, a pesar de que la población en edad escolar suma el 26,3% del total.
A los diez años, niños y niñas se someten a un examen oficial muy competitivo; los que obtengan mejores notas podrán obtener becas y elegir escuela secundaria, a los demás se les asigna escuela. Esta circunstancia, sumada a las dificultades económicas de las familias, hace que las tasas de absentismo y abandono escolar sean muy elevadas, superan el 85% entre los 5 y 14 años.
El conocimiento de inglés e informática supone un avance muy importante para conseguir acceder a la universidad o para encontrar trabajo.
Desde un objetivo inicial muy posibilista y localizado en una zona rural de Sri Lanka, Mayaliya aspira a hacer crecer el proyecto y que se pueda replicar en otras zonas e incluso expandirse a otros países. Para ello un equipo multidisciplinar está elaborando un programa de enseñanza modular que se pueda utilizar en otros contextos.
Los motores detrás de esta iniciativa han sido y son Pilar Petit y Shanta Gunarattna.
Pilar Petit es miembro fundador de Médicos Sin Fronteras España, ha estado conectada a Sri Lanka desde que trabajó allí en 1995 como Coordinadora General para Médicos Sin Fronteras, trabajando posteriormente en varios campos incluidos un orfanato, turismo y gestión. Es traductora y ha sido profesora de inglés.
Shanta Gunarattna es natural de Sri Lanka, nacido en la zona del proyecto, y tiene experiencia en proyectos de reconstrucción incluida la construcción de escuelas y centros de formación profesional en zonas afectadas por el tsunami de 1996.
Los miembros de Mayaliya defienden que la educación, cuando otras necesidades básicas están más o menos cubiertas, es clave para acabar con la ignorancia, el atraso y en definitiva desarrollar un país.
En el caso de Sri Lanka, un país que conocen y aman, ahora vive por fin un contexto de paz que permite que estas iniciativas puedan servir de ayuda y fructificar.
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