Redacción
18/04/2013
En realidad, Nueva Zelanda ya era un país con una legislación avanzada respecto al resto del área, puesto que ya estaban reconocidas las uniones de hecho desde 2005.
Pero la nueva legislación equipara completamente a homosexuales y heterosexuales en materia de uniones civiles.
La principal mejora para la vida de los gays neozelandeses tiene que ver con la posibilidad de adoptar hijos conjuntamente, puesto que hasta la fecha la adopción solamente podía llevarla a cabo uno de los dos miembros de la pareja en tanto que familia monoparental.
Este cambio es sustancial puesto que muchos países que facilitan la adopción internacional, solamente las autorizan en caso de parejas casadas.
La nueva ley también supone que el matrimonio entre dos personas del mismo sexo será reconocido como tal fuera de Nueva Zelanda.
La alegría desatada en los colectivos de gays y lesbianas solamente deberá contenerse unos meses más, puesto que la norma será efectiva a finales de agosto. Muchas parejas ya han hecho planes para casarse antes de que finalice este 2013, tras años de espera.
La ley de matrimonio homosexual fue respaldada el miércoles tarde por la noche por la gran mayoría de
diputados laboristas, los verdes, los maoríes, y numerosos diputados conservadores.
El propio primer ministro, de derechas, había expresado públicamente su acuerdo con la ley, que considera acorde con las aspiraciones legítimas de una sociedad de nuestro tiempo.
Nueva Zelanda se ha convertido así en una excepción en el Asia-Pacífico, puesto que el matrimonio gay está reconocido en alguno países europeos, americanos y africanos, pero no en ningún otro del hemisferio oriental.
Con todo, dadas las diferencias culturales entre Asia y Oceanía, no muy distinta de Europa o Estados Unidos, el cambio legislativo neozelandés supone un elemento de presión sobre todo para Australia, el único país de la zona que comparte plenamente raíces europeas con con Nueva Zelanda.
Y la situación en Australia no tiene nada que ver con la de su vecino. La propia primera ministra laborista, Julia Gillard, se ha manifestado en contra del matrimonio homosexual.
Sin embargo, algunos estados sí se plantean adoptar legislaciones igualitarias en esta materia.