Birmania libera a 56 presos políticos tras el levantamiento de las últimas sanciones europeas

Redacción 24/04/2013 Uno de los presos liberados, el activista Zaw Moe, ha confirmado a la BBC, según informa la propia cadena, que la decisión del gobierno birmano está directamente relacionado con el fin de las sanciones europeas.

Con todo, las organizaciones pro derechos humanos consideran que en Birmania todavía hay unos doscientos presos políticos y urgen a su inmediata liberación incondicional.

Estas doscientas personas todavía encarceladas por motivos de conciencia son las últimas de las hasta 2.000 que llegaron a estar presas antes de la apertura política diseñada y tutelada por los propios militares.

La mayoría de liberaciones de presos políticos en los dos últimos años han ido acompañando las medidas de relajación de los controles sobre la oposición democrática.

La participación de la Liga Nacional por la Democracia en la transición, a pesar de la persistencia de la tutela militar sobre todo el proceso, ha llevado a las potencias occidentales, Estados Unidos y la Unión Europea a ir anulando las sanciones que durante dos décadas han mantenido aislado al régimen militar birmano.

Las sanciones comerciales, económicas y sobre los particulares habían sido suspendidas temporalmente el año pasado, pero tras la decisión del lunes del consejo de ministros de exteriores de la UE la decisión pasa a ser permanente.

Solamente seguirá en vigor el embargo sobre la venta de armas porque, advierte la UE, el gobierno birmano todavía no ha sido capaz de garantizar la seguridad de la minoría musulmana.

Las organizaciones pro derechos humanos han criticado la decisión de la Unión Europea por prematura. Pero la propia oposición democrática, liderada por Aung San Suu Kyi, había solicitado el fin definitivo de las sanciones.

Gesto hacia las minorías

En otro signo positivo para la transición birmana, las autoridades también han anunciado la extensión de los estudios en las lenguas de las minorías étnicas.

Los alumnos de las escuelas públicas hasta la fecha estaban obligados a acogerse al inglés como segundo idioma además del birmano, el de la etnia mayoritaria.

En Birmania se hablan hasta un centenar de lenguas diferentes, en su gran mayoría completamente prohibidas y algunas de ellas en claro peligro de desaparición.