Redacción
25/03/2013
Musharraf ha puesto fin a cuatro años de autoexilio en Londres y Dubai y regresa con el objetivo de liderar su partido, la Liga Musulmana de Todo Pakistán, en las próximas elecciones generales, que se celebrarán el 11 de mayo.
Desde que abandonó el país en 2009, Musharraf tiene causas pendientes con la justicia que incluyen la de no proteger y no evitar el asesinato de Benazir Bhutto, que se produjo en diciembre de 2007, cuando la exprimera ministra hacía campaña para las elecciones.
Sin embargo, Musharraf ha conseguido que la justicia, la misma que propició su caída, le concediera la libertad bajo fianza por las acusaciones que penden sobre él y así evitar que automáticamente fuera detenido al aterrizar en Karachi. Tiene diez días para presentarse ante la justicia.
Los talibanes no han sido tan magnánimos. En un video, reivindicado por el grupo Talibanes de Pakistán, lo amenazan de muerte y presentan al comando que está dispuesto a acabar con la vida de Musharraf por haber dado apoyo y permitido las operaciones militares de Estados Unidos contra Afganistán y el terrorismo islámico.
La llegada de Musharraf a Pakistán el domingo 24 de marzo, vino precedida de un atentado que costó la vida a 17 soldados en la región de Waziristán del Norte.
El expresidente no ha regresado en honor de multitudes, sólo unos pocos centenares de seguidores lo esperaban y las autoridades le prohibieron que realizara un mitin en la tumba del padre de la independencia, Mohammad Ali Jinnah, para evitar enfrentamientos en las calles.
El exgeneral y expresidente Pervez Musharraf, de 69 años, llegó al poder en 1999 tras un golpe de estado militar. En noviembre de 2007 intentó legitimar su mandato abandonando los cargos militares de Jefe de las Fuerzas Armadas y convirtiéndose en un presidente civil. Finalmente dejó el poder tras las elecciones que ganó el actual presidente Asif Ali Zardari, viudo de Benazir Bhutto.
Las próximas elecciones del 11 de mayo representan el primer relevo democrático a través de unos comicios desde la independencia de Pakistán (1947), ya que siempre los escasos periodos de gobierno elegido en las urnas han sido interrumpidos por gobiernos militares.
Se espera un convulso periodo de campaña electoral. A pesar de los numerosos casos de corrupción y de la presión que la judicatura ha ejercido sobre el gobierno, obligando a dimitir a varios primeros ministros y ministros, parece que tanto el Partido Popular de Pakistán, que dirige el viudo de Bhutto y la Liga Musulmana de Pakistán de Nawaz Sharif, siguen siendo favoritos frente a Musharraf. También ha aparecido un nuevo candidato populista, Inram Khan, un famoso exjugador de cricket, que puede capitalizar el descontento con los políticos tradicionales.